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La historia de Duplantis, la estrella del atletismo que desafía las leyes de la física y comparan con Bolt

El garrochista sueco saltó 6,30m en el Mundial de Tokio. Con solo 25 años, ya suma 14 marcas mundiales, arrasa con premios y llena estadios. ¿Quién puede frenar al heredero del jamaiquino?

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Por Thiago Cammarota
Armand Duplantis
Armand Duplantis, de chico con la bandera sueca sobre sus hombros.

Ante más de 50.000 espectadores en el Estadio Nacional de Tokio —el mismo escenario donde obtuvo su primera medalla dorada en los Juegos Olímpicos de 2021—, Armand Duplantis hizo historia una vez más. En la definición del Mundial de Atletismo, saltó 6,30 m —el equivalente a dos aros de básquet que miden 3,05 m cada uno— y estableció el 14° récord mundial de su carrera, dejando en claro que es el rey absoluto del salto con garrocha.

Su superioridad es tan apabullante que, en la ronda de clasificación, se lo vio por momentos con la mirada perdida, en un claro síntoma de aburrimiento. Lo que a él le gusta son los momentos definitorios y ser el centro de atención. Cuando sale a escena, sus rivales ya saben que compiten por el segundo puesto. El dominio de Duplantis fue tan contundente que el griego Emmanouil Karalis, medalla de plata, quedó a 30 centímetros de diferencia.

Desde su primera medalla de oro, en 2018 en el Europeo de Berlín, y en la prueba de la Diamond League de Estocolmo, acumula un palmarés impresionante: dos oros olímpicos, tres mundiales al aire libre, tres en pista cubierta, tres europeos al aire libre y uno bajo techo, además de 41 victorias en pruebas de la Diamond League, competición en la que conquistó cinco veces el “diamante”. Además, ostenta el récord mundial desde el 8 de febrero de 2020, cuando saltó 6,17 m en Torun, Polonia, superando la marca de Renaud Lavillenie.

Hace tiempo que solo compite contra sí mismo. Ahora bien, ¿por qué decide superar sus récords de a un centímetro en lugar de intentar saltar aún más? La respuesta es económica. Según reveló la revista especializada Forbes, World Athletics entrega un bono de 100.000 dólares cada vez que se quiebra el récord mundial. Sin embargo, una norma de la Federación Internacional de Atletismo impide cobrar más de un bono por competencia, sin importar cuántas veces se bata la marca en el mismo evento. Por lo tanto, resulta más rentable mejorar sus registros de a poco que hacerlo de un solo salto.

El récord de Duplantis en Tokio

El récord de Duplantis en Tokio

Su cuenta bancaria creció a la par de sus récords. Desde el primero, en Torun, por el que embolsó 5.500 euros (y que superaría días más tarde en Glasgow para llevarse 27.500 euros adicionales), hasta el último en Tokio, se estima que acumuló más de 1.200.000 dólares. Sebastian Coe, presidente de World Athletics, comentó entre risas: “Duplantis es una estrella de rock”, y reconoció que su dominio empieza a salirles caro. Sin embargo, cada presentación del atleta de 25 años asegura estadios llenos y una enorme repercusión mediática.

De todos modos, el dinero no es su principal motor: lo mueve el deseo de hacer historia. A los tres años comenzó a saltar en la colchoneta que tenía en el jardín de su casa en Lafayette, en el estado de Luisiana. En el documental Born to Fly, se lo ve de niño encadenando saltos y frustrándose cada vez que tiraba la barra. Su pasión por el atletismo ya estaba en su ADN.

Gran parte de ese amor por el deporte viene de su familia. Su madre, la sueca Helena Hedlund, es exheptatleta, jugadora de vóley y preparadora física. Su padre, el estadounidense Greg Duplantis, fue garrochista con una marca personal de 5,80 m y también integra su equipo de trabajo. Tiene dos hermanos mayores: Andreas (quien representó a Suecia en mundiales juveniles) y Antoine (destacado beisbolista), y una hermana menor, Johanna, también garrochista.

Mondo —que significa “mundo” en italiano— recibió su apodo de un amigo siciliano de su padre. Creció hablando inglés, pero también aprendió sueco, la lengua materna, ya que pasaba los veranos en casa de sus abuelos en Suecia. La fuerte influencia de Helena lo llevó a representar al país escandinavo en lugar de Estados Unidos. “Suecia es mi segunda casa. Mi madre, que es sueca, fue mi inspiración. Nunca me arrepentí”, dijo Duplantis, considerado un orgullo nacional en ese país.

Duplantis y Desiré Inglander
Duplantis, con su novia Desiré Inglander.

Además de sus padres, quien lo acompaña siempre es su novia, la modelo e influencer sueca Désiré Inglander. Ella lo alienta desde la tribuna y es la primera persona a la que corre a abrazar tras cada récord. La escena del beso en pista ya se volvió un clásico.

Désiré se graduó en la prestigiosa universidad Berghs School of Communication de Estocolmo. Crea contenido sobre moda y belleza —tiene más de un millón de seguidores en TikTok y más de 800.000 en Instagram—, y ha trabajado con marcas de renombre y desfilado en pasarelas internacionales. Se conocieron en el verano de 2020, en una fiesta en Estocolmo, y desde entonces no se separaron. Incluso tienen planes de casamiento antes de fin de año.

El ascenso del prodigio sueco fue meteórico. A los siete años ya tenía una marca mundial en su categoría y, a los diez, saltó 3,86 m, superando registros de divisiones superiores. En cada torneo juvenil deslumbraba con su talento. En junio de 2019 se convirtió en profesional y dejó sus estudios en la Louisiana State University, sin siquiera terminar el primer cuatrimestre.

Duplantis, oro y récord mundial con 6,30 metros
Duplantis, oro y récord mundial con 6,30 metros.

¿Cuál es el secreto de su abrumadora superioridad? La velocidad. Con la garrocha en mano, Duplantis es el atleta más rápido del planeta. Hasta sus rivales lo reconocen. “Llega muy rápido. Nosotros corremos rápido, pero él nos aplasta. Lo ves pasar y pensás que haría los 100 metros en 10 segundos 30. Todos jugamos con nuestras armas, y la suya es la velocidad”, afirmó el francés Ethan Cormont en el último Mundial.

Es tal su velocidad que, el año pasado, participó en una carrera no oficial de 100 metros contra Karsten Warholm, plusmarquista mundial de 400 metros con vallas. Aunque Warholm partía como favorito, Duplantis ganó con un tiempo de 10s37. Esa velocidad le permite usar garrochas más duras y desarrollar una técnica propia que lo impulsa aún más alto.

También influye su calzado. A diferencia de los tradicionales, que son planos para facilitar el despegue, él utiliza un modelo similar al de los velocistas. La marca alemana que lo patrocina le diseñó un modelo exclusivo. “Me las pongo cuando creo que puedo batir el récord del mundo. Cuando las llevo, todo el mundo sabe que voy en serio”, explicó.

Además del atletismo, Mondo tiene una faceta artística poco conocida. En febrero lanzó su primer sencillo, Bop, y ya tiene varios temas en Spotify. Prometió que, tras su participación en Tokio, seguiría componiendo y publicaría nuevas canciones.

Aunque solo tiene 25 años, su legado ya es gigante. Ha superado a leyendas como el ucraniano Serguéi Bubka (oro olímpico en 1988 y récord de 6,15 m) y el estadounidense Carl Lewis (10 medallas olímpicas, 9 de ellas doradas). Incluso, muchos ya lo comparan con Usain Bolt, el rey de los 100 metros. El jamaiquino suma ocho oros olímpicos, once títulos mundiales y es considerado el mejor velocista de la historia. Aunque el paralelismo aún parece prematuro, el oriundo de Lafayette es la nueva cara del atletismo mundial y parece dispuesto a superarlo.

Con un presente arrollador y un futuro ilimitado, la gran pregunta es: ¿hasta dónde podrá saltar Duplantis? Un estudio de National Geographic concluyó que el límite humano para el salto con garrocha estaría entre los 6,40 m y los 6,50 m. Si bien aún le falta para romper esa barrera, con Mondo todo parece posible. Su único límite, por ahora, es el cielo.

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