A los 50, un argentino representará al país para romper récords en una disciplina que crece a la fuerza
Argentina tendrá a Mariano Raffo y Fernando Alcántara como representantes en el Iberoamericano de powerlifting de la federación WRPF.

Mariano Raffo ya sabe lo que tiene que hacer. El día es corto pese a que son las cinco de la tarde. Le esperan alrededor de tres horas de entrenamiento en lo que es su preparación para el Iberoamericano en Colombia que tendrá lugar el 26, 27 y 28 de septiembre, que será dentro de una semana. Sin embargo, luce acelerado. Él es así. Se mueve rápido para hacer la entrada en calor y hasta para hacer los tiros más pesados del día. Aunque su personalidad cambia cuando habla. Con voz tenue y aguda, como si fuera tímido, se acerca a pocos centímetros para charlar y pocas veces dirige la mirada a los ojos, salvo cuando se refiere a su entrenamiento.
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El día está nublado y hasta el piso del gimnasio expulsa humedad. Al fondo de una clase de crossfit, en un rincón a la derecha, Raffo entrena con su vestimenta oscura. No está solo. Lo acompaña Juan Cruz, su primer entrenador y, ahora, su compañero de tardes. El trabajo del día no lo pueden hacer solos porque es peligroso. Los pesos son muy altos y necesitan que alguien los siga en cada repetición.
"Hoy me pesé y estoy en 83 kg. Estoy hace semanas deseando una medialunas", revela Raffo. Solo piensa en la competencia que consta de realizar tres ejercicios con tres intentos para cada uno: sentadilla, banco plano y peso muerto. Entre la suma de los tres, quien obtenga un total más alto, ganará.
A sus 50 años, representará al país: "Es algo que nunca en mi vida me lo imaginé ― cuenta al borde de las lágrimas―. Arranqué con esto hace cuatro años. Empecé solo a hacer entrenamiento de fuerza y Juan me guiaba. Hasta que un día me dijo que estaba para competir. La primera fue hace tres años en La Rural en un Nacional y lo gané. Ya tengo cinco competencias. Este año volví a ganar el Nacional y me invitaron a hacer el Iberoamericano en representación de Argentina". En Medellín buscará tirar 220 kilos de sentadilla, 120 kilos de banco plano y 260 de peso muerto, en la categoría Masters 2 (50 a 59 años), en -82.5 kilos en la federación WRPF. Marcaría récords que podrían quedar en la historia.

Concentrado y en silencio, Raffo se acerca a la barra que tiene 160 kilos para hacer algunas repeticiones de sentadilla frontal. "Buena pausa", le destaca Juan Cruz que lo sigue de cerca por si se cae. Las piernas le tiemblan como si fueran a vencerse, pero rápidamente toma impulso y vuelve a pararse. Objetivo principal del día cumplido. "El día que tengo que venir a tirar un peso fuerte al entrenamiento es un día que me acuesto pensando en ese peso, me levanto pensando en ese peso, trabajo pensando en ese peso y llego acá y a veces siento que es una pavada", resume.
Raffo empieza a trabajar a las seis de la mañana. Tiene una metalúrgica. Se lleva las viandas que le prepara su esposa. A las cuatro de la tarde termina de trabajar, pero a lo largo del día, de lunes a lunes, se mensajea por WhatsApp con su entrenador, Ezequiel Millet, quien le está muy encima. Él no se dedica a dar entrenamientos, pero lo hace por placer. Su principal trabajo no es entrenar a atletas de powerlifting. Es entrenador de Fuerzas Especiales, pero con Mariano hizo una excepción, al igual que con alrededor de 10 personas más.
"Sinceramente no sabía que existía esta disciplina. Mi trabajo es muy demandante. Le dedicaba muchas horas y tuve un pico de estrés muy grande. Tenía el colesterol muy alto. Mi ciclo de vida estaba muy acelerado. Empecé crossfit para bajar los decibeles, pero cuando encontré esto de la fuerza, de que podía competir en algo, me entusiasmé", narra Raffo.

Él no lo sabe, pero su reconocido perfume, que se percibe hasta a dos metros de distancia, perdurará hasta el final del entrenamiento, como muestra de quien mueve esas cargas con holgura. Sus brazos exigen al máximo a su remera, porque, argumenta, está llegando al peso ideal para la competencia que tendrá en pocos días. Allí no solo tratará de dejar marcado récords continentales, sobre los cuales detalla que al momento de tirarlos "está cagadísimo" y piensa en 20 millones de cosas a la vez, sino que será el punto de inflexión para romper con todos los mitos de no hacer fuerza en determinadas edades. Él empezó a sus 46 años y pasados los 50 sueña: "Me gustaría llegar a hacer un Mundial".
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