El ausente más presente: hechos que traen de vuelta a Maradona en la memoria colectiva
Aunque pasaron cinco años de su muerte, Diego se hace notar en cada situación cotidiana por quienes lo extrañan y se preguntan qué hubiera dicho Maradona en estos tiempos.

“Maradona es el más presente de los ausentes”, dijo Jorge Valdano, su compañero en la obtención del Mundial 1986, durante su participación en el Congreso Maradoneano que se llevó a cabo a principios de mes en la UBA. No fue la primera vez, lo ha repetido en varias ocasiones desde 2020, el año de la pandemia en el que ni un virus mortal impidió una movilización popular de más de un millón de personas en Casa Rosada para despedir a Diego. Pero la partida física no ha sido decisiva, porque en estos cinco años desde que los medios informaron su fallecimiento es probable que no haya pasado un solo día en el que nadie se acordó de él.
No muere quien no es olvidado escribió alguien alguna vez sin saber lo que pasaría con Maradona. Y lo que sucedió desde hace un lustro para acá es que Maradona, mucho más que futbolista o ídolo, en su dimensión tan infinita como inagotable, aparece y aparecerá en la memoria colectiva con la nostalgia del que ya no está. Durante este tiempo, en la vida -la real y la del mundo virtual– surge la pregunta de qué hubiera hecho o dicho Diego tanto ante circunstancias de la cotidianeidad como ante aquellas que escapan de lo ordinario.
La apoteosis fue en 2022 en Qatar, cuando la Selección Argentina volvió a ser campeona del mundo tras 36 años pero no contó en la tribuna con su hincha más famoso. Por años, allí donde cualquier seleccionado nacional, de básquet, tenis, hockey u otro deporte, se dispusiera a representar al país, el Diez se presentaba como un fanático más. Ya antes se lo había extrañado cuando el equipo de Lionel Scaloni ganó la Copa América 2021, la Finalissima al año siguiente y repitió a nivel continental en 2024.

Pero el símbolo Maradona, con las virtudes, miserias y contradicciones que probablemente portara su persona como cualquier otra, atraviesa planos que exceden el deporte. En un video muy reproducido que condensa narrativa literaria, Cherquis Bialo aseguraba que existen ocho o nueve maradonas: uno que jugaba al fútbol, uno sublime, uno abyecto, uno de frases inolvidables y otro de frases que mejor olvidarlas. Parafraseando al cronista, se podría decir que hay tantos escenarios en los que lamentar la ausencia de Maradona como situaciones posibles.
En tiempos de movilización social en la Argentina, que cada miércoles ve marchar jubilados en el Congreso en reclamo por los haberes miserables que perciben, muchos usuarios en redes recordaron que Maradona decía que había que ser “muy cagón para no defender a los jubilados”. También Diego visitó en 1995 la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) cuando por entonces, al igual que sucede ahora, se reclamaba por los recortes presupuestarios del Gobierno de Carlos Menem.
Es válido preguntarse a la vez qué hubiera dicho Maradona, quien el 3 de noviembre de 2005 en un discurso que dio en el estadio Mundialista de Mar del Plata, dijo que “la Argentina es libre” y pidió echar a George Bush, sobre las “relaciones carnales” con Estados Unidos que proponen desde algunos sectores gobernantes.
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También dijo y mucho sobre el conflicto entre Israel y Palestina que recrudeció recientemente. En 1990 pisó Jerusalem para disputar un amistoso con la Selección Argentina y visitó el Muro de los Lamentos, aunque pasó los últimos años de su vida apoyando la causa palestina y hasta declaró: “Yo soy de corazón palestino”.
Cercano a Fidel Castro y Hugo Chávez, Maradona, quien portaba un tatuaje del Che Guevara en el hombro derecho, fue un hombre de izquierda pese a los vaivenes de sus apoyos políticos a los gobiernos argentinos. Sin duda, su ideología resultaría contracultural en esta época en la que funcionarios nacionales claman sin titubear que los zurdos “van a correr” y que “esa ideología es una enfermedad”.
Maradona se ha erigido como una referencia en diversas circunstancias. Como si se tratara de un familiar que se murió y al que se recuerda con nostalgia en un almuerzo familiar, Diego es evocado para ser revalidado o discutido, pero nunca resulta indiferente. Aun ausente, sigue estando tan presente como siempre, porque ya es patrimonio nacional. León Gieco cantaba que todo está guardado en la memoria y Maradona es una gran parte de esa memoria nacional.





