Estuvo exiliado 16 años, ideó al Vélez campeón y será el DT de Independiente: la historia de Quinteros
El director técnico, que ganó la Liga Profesional 2024 con Vélez y viene de una breve experiencia en Gremio, tuvo una larga y laureada trayectoria en el fútbol de Sudamérica.

Gustavo Quinteros será el próximo estratega de Independiente y volverá a entrenar en el fútbol argentino después de ser campeón de la liga local con Vélez Sarsfield en 2024, pero antes de ser codiciado por los clubes más renombrados estuvo 16 años fuera del país.
El santafesino de 60 años, que también evitó el descenso y fue subcampeón de la Copa de la Liga y de la Copa Argentina con un plantel de jóvenes en el Fortín, viene de una efímera etapa en Gremio, en la que 17 partidos al conjunto brasileño (10 victorias, 4 empates y 3 derrotas) y fue echado tras la caída por 4-1 ante Mirassol en el Brasileirao.
Previamente a su llegada a Liniers, el director técnico venía de comandar a Colo-Colo de Chile entre 2020 y 2023 con el que levantó cuatro títulos con un estilo claro, muy ofensivo y de buen trato del balón. También había sido barajado como opción para dirigir a Independiente a fines de 2022 y sonó para Racing el año pasado, cuando terminó llegando Gustavo Costas.
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Pero antes de eso, el santafesino, que es primo de Leandro Desábato, exdefensor de Estudiantes y hoy parte de su cuerpo técnico, pasó años sumando experiencia en el exterior. Comenzó su carrera en el banco en las juveniles de San Lorenzo, en el que tuvo un breve interinato en 2003. Pero luego tendría solo una chance en San Martín de San Juan entre 2006 y 2007 para luego partir a Bolivia, su tierra prometida.
El país vecino marcó gran parte la vida de Quinteros. En su etapa como futbolista, el exzaguero surgido en Newell's pasó por Universitario, San José y The Strongest, con el que fue campeón. Allí también se reinventó, porque había llegado como volante ofensivo y un técnico le encontró el nuevo puesto. Tan bueno fue su paso por allí que se nacionalizó boliviano y fue parte del plantel que obtuvo una histórica clasificación al Mundial de Estados Unidos 1994 en el que quedó eliminado en fase de grupos.

Como técnico, el desandar en esas tierras también resultó exitoso. Dirigió a Blooming, Bolívar y Oriente Petrolero y con todos fue campeón. Eso le valió el salto al seleccionado entre 2011 y 2012, al que condujo en la Copa América realizada en la Argentina pero se marchó por desacuerdos con quienes dirigían la federación.
El próximo destino fue Ecuador: dirigió a Emelec desde 2012 a 2015 y ganó dos veces la liga. Las coronaciones lo depositaron nuevamente al frente de un seleccionado, pero la experiencia finalizó al cabo de dos años y 31 partidos.
Sus siguientes paradas estuvieron en Arabia Saudita, en Al-Nassr, y Emiratos Árabes, con Al-Wasl, sin mucho éxito hasta que regresó a Sudamérica para su primera experiencia en Chile, donde conquistó dos títulos en Universidad Católica y cuatro estrellas sentado en el banco de Colo Colo, otro club al que llevó a la cima luego de alejarlo de la pelea por el descenso.
En este 2024 arrancó en silencio en Vélez y rápidamente, a base de trabajo y con un carácter firme -llegó a dejar afuera en algunos partidos a Elías Gómez por haberle faltado el respeto tras reemplazarlo en un partido- formó un equipo que mezcla experiencia -Claudio Aquino, Braian Romero y Agustín Bouzat- con juventud -Thiago Fernández, Valentín Gómez, Joaquín García- y le devolvió la identidad al Fortín que logró levantar el trofeo después de la desilusión en la semana por la caída en la Copa Argentina ante Central Córdoba.

Desde el lado futbolístico, el ex defensor central mencionó que Manuel Pellegrini y Pep Guardiola han sido dos entrenadores que han influenciado su manera de entender el deporte y, en su llegada a Vélez, definió su estilo de juego: “Presionar alto, defender lejos del arco propio y cerca del rival”.
Más allá de los esquemas tácticos —inicialmente su ideal era un 4-4-2 que con el tiempo mutó a un 4-3-3 y, finalmente, al 4-2-3-1 que usó en Vélez—, hay aspectos del juego que Quinteros no negocia: ser protagonista, ir a buscar el partido e intentar salir jugando. Estos principios coinciden con la mejor época de Independiente y el “paladar negro” de sus hinchas. El desafío será plasmar esa idea en el campo de juego.
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