Kipchoge, Odira… campeones sin industria en Kenia
Kipchoge, Odira… campeones sin industria en Kenia

Paula García-Ajofrín
Nairobi, 3 oct (EFE).- Kenia es reconocida a nivel mundial como "la tierra de los campeones" por su dominio del atletismo, donde generación tras generación sus corredores firman actuaciones de élite sólo al alcance de unos pocos.
Sin embargo, persiste una contradicción: mientras el país produce campeones, aún no logra traducir ese éxito en una industria deportiva con todo su potencial económico.
Los kenianos son los mejores fondistas y mediofondistas del mundo: desde el legendario Eliud Kipchoge, con sus 2h01:09 en maratón, hasta el fallecido plusmarquista Kelvin Kiptum, que con 2h00:35 en Chicago 2023 se convirtió en el hombre más cercano a romper la barrera de las dos horas.
Las atletas kenianas también han llevado el nombre del país a lo más alto. En los recientes Mundiales de Tokio, celebrados entre el 13 y el 21 de septiembre, conquistaron todos los títulos femeninos de fondo y mediofondo, un hecho inédito.
De los 800 metros a la maratón, nombres como Lilian Odira, Beatrice Chebet o Peres Jepchirchir colgaron de Kenia todos los oros, lo que situó al país segundo en el medallero con once preseas (siete oros, dos platas y dos bronces), solo por detrás de Estados Unidos.
En las últimas seis décadas, desde los Juegos Olímpicos de México 1968, cuando brillaron Naftali Temu, Kipchoge Keino y Amos Biwott, los atletas kenianos han elevado al país a la prominencia internacional con una destreza atlética excepcional.
Aunque el mundo reconoce la talla de íconos como Kipchoge, Faith Kipyegon o Ferdinand Omanyala, el potencial económico de esta industria sigue sin materializarse.
"Hay tres áreas principales en las que podemos contribuir: ampliar el espacio del turismo deportivo, desarrollar infraestructuras y fortalecer la cantera de jóvenes talentos", señala a EFE Richard Wanjohi, director sénior en el Centro de Investigación e Innovación iLabAfrica de Nairobi.
Corrupción y falta de transparencia
Para Kenia, el éxito de sus atletas es mucho más que un motivo de orgullo: es una oportunidad para impulsar el crecimiento económico, lanzar marcas globales y atraer inversión internacional. El reto: transformar ese dominio en la pista en una verdadera industria.
Sin embargo, la corrupción y la falta de transparencia en la gestión de federaciones y organismos deportivos han limitado ese potencial, junto a la ausencia de políticas que guíen el desarrollo del sector.
"El Gobierno es el paraguas bajo el cual debe funcionar todo lo demás. Es necesario contar con una política deportiva clara (...). Necesitamos modernizar o aprobar nuevas normas que reflejen los tiempos cambiantes", explica Wanjohi.
La carencia de infraestructuras de primer nivel es otro obstáculo. Nairobi, la capital, apenas dispone de un par de estadios capaces de acoger grandes competiciones, y en las localidades del valle del Rift (oeste), donde se entrenan los campeones, faltan centros de alto rendimiento comparables a los de potencias como Estados Unidos.
"La inversión en infraestructura no se puede subestimar: pero no basta con construir centros de entrenamiento, pistas o instalaciones médicas, sino que mantenerlas en buen estado es fundamental", advierte Wanjohi.
A esta situación se suma un revés financiero: en el presupuesto 2025-2026, el Gobierno redujo en un 18 % la asignación al Fondo de Deportes, Artes y Desarrollo Social, que quedó en 13.500 millones de chelines kenianos (unos 89 millones de euros).
"Siempre me decepciona lo que Athletics Kenya -la federación- y el Gobierno hacen por los atletas, porque es muy poco", critica el neerlandés Hugo van den Broek, exmaratoniano y entrenador residente en Kenia desde 2007.
Según cuenta Van den Broek a EFE, muchos corredores de élite carecen de lo más básico: "una buena pista, un gimnasio y fisioterapeutas".
En la práctica, añade, estos atletas dependen más de sus patrocinadores extranjeros que de las instituciones nacionales. Son esos contratos los que les garantizan alojamiento, alimentación, transporte, entrenadores y servicios médicos. El problema: no todos acceden a ellos.
Según Wanjohi, de los siete oros obtenidos en los últimos Mundiales, apenas dos o tres atletas han logrado patrocinios relevantes, un reflejo de la falta de agentes y estrategias de márketing que ayuden a los atletas a construir marcas duraderas.
Con todo, muchos expertos creen que Kenia está al borde de una revolución deportiva que podría redefinir su panorama económico, pero, para que esto ocurra, el Gobierno y el sector privado deben integrar el atletismo en su estrategia de desarrollo y tratar el deporte como un negocio y una inversión profesional.
El turismo, catalizador de la industria del atletismo
Hay un punto en el que todos coinciden: el potencial del turismo deportivo en Kenia. La industria turística es un sector vital para el país, con un peso del 10,4 % en el producto interior bruto (PIB) y del 5,5 % en el empleo formal, según el Gobierno.
De acuerdo con el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, este sector podría aportar en 2025 un récord de 1,2 billones de chelines (unos 7.950 millones de euros) a la economía.
Cada vez más atletas de todo el mundo viajan al valle del Rift, a más de 2.400 metros de altitud, en busca del secreto keniano.
En Iten, Eldoret o Kaptagat -la llamada "tierra de los campeones"- cientos de atletas entrenan entre senderos de arcilla rojiza y bosques de eucaliptos y acacias, en una vida comunitaria marcada por la disciplina y organizada sobre tres prioridades: correr, comer y descansar.
"Muchos atletas ya entrenan en esas zonas, pero ahora podemos convertirlas en un destino para cualquiera que quiera rendir como los kenianos o simplemente disfrutar de esa propuesta única", indica Wanjohi.
En los últimos años, el 'boom' del 'running' global ha convertido a estas localidades en un destino para aficionados que llegan desde Europa, Estados Unidos o Japón. Atraídos por campamentos de entrenamiento en altitud, buscan vivir lo que muchos describen como una experiencia casi mística: entrenar donde la sangre se enriquece por la falta de oxígeno y compartir caminos con campeones olímpicos.
"Iten siempre me ha parecido un lugar mágico: es único en el mundo por tener a tantos corredores de élite y aficionados entrenando en un mismo sitio", comenta Van den Broek, quien abrió un campamento de running en 2022 junto a su mujer, atleta keniana retirada.
"Si los campeones del mundo vinieran de una gran ciudad, como Nueva York o Londres, no resultaría tan sorprendente: tienen dinero, instalaciones, grandes pistas y muchos entrenadores. Pero, que surjan de un pequeño pueblo en medio de la nada fascina: uno quiere entender qué ha producido tantos atletas y si es posible vivir esa experiencia", apunta, por su parte, Callum Jones, jefe de operaciones de la compañía británica The Kenyan Experience.
Desde la pandemia de covid-19, la oferta de campamentos se ha multiplicado: estancias de dos semanas por unos 1.500 euros que incluyen entrenamientos guiados por entrenadores y 'pacers' (liebres) locales, talleres y excursiones culturales.
"El entrenamiento está diseñado para brindar a la gente la oportunidad de experimentar la forma keniana de entrenar. Pero no se trata sólo de correr, sino de vivir la cultura del running: lo que significa ser atleta en Iten y en Kenia", agrega Jones.
Este despliegue genera empleo directo en alojamiento, transporte y hostelería, impulsa infraestructuras y capacita a entrenadores, fisioterapeutas y nutricionistas, lo que en última instancia tiene un impacto beneficioso en las comunidades.
"La economía en estas zonas se está viendo impulsada por el turismo relacionado con el running", asegura Jones, cuya compañía organiza ya una veintena de campamentos anuales que albergan, de media, unas 20-25 personas cada uno.
Más allá de este auge, la ambición es mayor: transformar a Kenia en sede de grandes campeonatos capaces de atraer más turistas y dinamizar la economía. Tras el éxito en los Mundiales, el Gobierno ha prometido inversiones progresivas en pistas sintéticas, centros de entrenamiento, 37 academias de talento y mejoras en el bienestar de los atletas.
Nairobi ya ha presentado oficialmente su candidatura para albergar los Mundiales de Atletismo de 2029, un objetivo que, advierten los expertos, exige no sólo nuevas infraestructuras, sino también un circuito nacional sólido que coloque a Kenia en el mapa organizativo con la misma fuerza con la que sus atletas lo hacen en la pista. EFE


No te pierdas nada