La agresión a su esposa, su adicción al alcohol, los intentos de suicidio y el llamado del Papa, la cruda historia de Paul Gascoigne
El ex jugador de 58 años lanzará una autobiografía en la que revelará los episodios más oscuros de su vida personal y su carrera deportiva. Brilló en el fútbol británico y en su selección, pero los conflictos fuera de la cancha lo hundieron en un pozo sin fondo.

De ser “el hombre más popular de Gran Bretaña”, a ser señalado como un “maltratador de esposas”. De destacarse en una Copa del Mundo, a hundirse en el abismo de las adicciones y atravesar serios problemas de salud mental. Para Paul Gascoigne no existen los grises y su vida ha sido un tobogán de emociones, aunque con más bajadas que subidas.
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El próximo 23 de octubre, el ex futbolista de 58 años lanzará su autobiografía ‘Eight’ (en referencia al número que utilizó en la selección inglesa), en la que contará con lujo de detalles cada inusual y oscuro episodio que le tocó vivir. Por supuesto, también sus momentos de gloria.
Desde su infancia en la ciudad de Gateshead atravesó dificultades, ya que vió morir a su padre a causa de una hemorragia cerebral, luego de ocho meses de internación y también a un amigo suyo. A los 13 años, ya no podía dormir sin las luces encendidas y buscó ayuda psiquiátrica, mientras desarrollaba una adicción a las máquinas tragamonedas que financiaba robando en tiendas.
Ante este oscuro panorama el fútbol se convirtió en su refugio y en 1980 el Newcastle le ofreció un contrato juvenil.“No tenía tics ni me preocupaba la muerte cuando jugaba al fútbol”, declaró Paul un tiempo después. Su debut profesional fue el 13 de abril de 1985 ante el Queens Park Rangers a sus 17 años.
Tras más de 100 partidos con la casaca blanquinegra, ser nombrado mejor jugador juvenil de la Liga Inglesa en 1988 y transitar varios problemas de conducta, el Manchester United y el Tottenham pusieron sus ojos en él. Finalmente, fue el cuadro de Londres el que logró quedarse con sus servicios. Rápidamente, exhibió un gran nivel allí, lo que le permitió tener la oportunidad de ser convocado a la selección inglesa.
Gascoigne disputó el Mundial de Italia 1990, en el que los ingleses cayeron con Alemania Occidental en semifinales. En aquel encuentro, Gascogine recibió una tarjeta amarilla, la cual no le permitía jugar la final en caso de que su equipo logrará avanzar, algo que finalmente no sucedió. Su imagen llorando de impotencia tras ser amonestado se convirtió en uno de los íconos del fútbol britanico.
En 1992 pasó a la Lazio, pero a pesar de algunos destellos de buen juego, su estadía por I Biancocelesti estuvo marcada por las lesiones y los conflictos antideportivos. Durante un entrenamiento, recibió el llamado del Papa Juan Pablo II y Paul no lo podía creer: “Dino Zoff (DT de Lazio) me dijo que había alguien importante al teléfono. Era el Papa. Le dije ‘¿Alreet, Pope?’ y él apenas entendía lo que decía, pero me hizo saber que quería conocerme. Por desgracia, llegué tarde. Me lo perdí también.”
Luego de tres temporadas, fue vendido al Rangers, club en el que logró recuperar su nivel, levantó cuatro trofeos y volvió a tener su chance en la Selección en la Eurocopa 1996. Su buen rendimiento en aquel certamen (integró el once ideal del torneo), hizo que su popularidad alcanzara límites inusitados.
Justamente, en aquel entonces sus asuntos personales comenzaron a oscurecerse cada vez más. Uno de los relatos más impactantes del libro fue la pelea con su entonces esposa, Sheryl, en un hotel en Escocia. “Empezamos a discutir por una tontería mientras estábamos en el restaurante. Ella subió a la habitación y la seguí, puse mi cabeza contra la suya. Instintivamente, la aparté de mí, arrojándola al suelo”, recordó el ex futbolista.
Sheryl sufrió una lesión en su mano y poco tiempo después solicitó el divorcio. Él tuvo que indemnizarla con USD 938.000 más una cuota mensual de USD 13.400. “Los hinchas rivales comenzaron a llamarme ‘golpeador de mujeres’. Lo llevé como una sombra oscura durante años”, contó con arrepentimiento. A pesar de la violencia sufrida, Sheryl lo acompañó durante sus internaciones por problemas de salud mental en 2008 y 2013.
Su problema con la bebida, le ha conllevado grandes consecuencias, por ejemplo, perderse el nacimiento de su hijo, Regan, por estar alcoholizado en un pub en Londres. Se enteró del nombre de su hijo por un periódico que le mostró un amigo, tras haber sido expulsado de la casa de Sheryl por la madre de ella, tras una noche sumergido en el alcohol. “Es algo que me perseguirá siempre", confesó.
Las páginas de ‘Eight’ revelan varios capítulos de su infierno personal, como cuando en 1998 se bebió 32 whiskys en una noche e ingresó por primera vez al hospital The Priory, cuando intentó quitarse la vida y fue salvado por los médicos en 2008, y hasta el famoso episodio en 2010 en el que acudió borracho a una redada policial y aseguró que convencería al asesino de rendirse “si le llevaba a pescar”.
Su batalla contra la adicción al alcohol fue larga, difícil y extenuante. Sumó al menos siete internaciones en diversos centros de rehabilitación y varios intentos de suicidio, como así también más de 100 goles a lo largo de su carrera futbolística, la cual concluyo en 2004 en el Boston United. De la fama al olvido, la vida de Paul Gascoigne es una verdadera montaña rusa.
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