Un Independiente vacío de alma, de sangre y sin conducción
El equipo se arrastra en el campeonato y le quitó el maquillaje a una dirigencia que volvió a quedar expuesta en un semestre plagado de errores. Ni entrenador hay...
Quien haya leído con anterioridad esta columna ya lo sabe. Si no, pueden revisar brevemente el archivo de notas y lo encontrará. Acá ya se habló largo y tendido del espantoso manejo de la supuesta unidad que ganó las elecciones. El conductor de televisión que fue presidente ya se olvidó otra vez dónde queda Avellaneda y su colega que fue de vice ya volvió también a sus tareas mediáticas. Poco se puede agregar al desastre que hizo y hace el ex intendente, que se quedó, y el grupo champagne que nunca se va. Ahora se fue el entrenador, que vio como se le caía el castillo de naipes y nunca supo evitarlo. Sólo quedaron los jugadores, esos que fecha tras fecha decepcionan a la gente cuando los ven caminando la cancha, cometiendo errores amateurs y moviéndose con una desidia solo comparable con los nefastos protagonistas nombrados al comienzo del párrafo.
Julio Vaccari dejó de ser el entrenador de Independiente
El partido no merece análisis, en realidad no lo resiste. Es perder el tiempo. Independiente logra jugar cada semana peor. No defiende, no domina, no llega, no nada. Se afirma en cada fecha como el peor del campeonato, apenas empardado con Aldosivi, que sufre su primera campaña del regreso a Primera. No se rescata nada y espero que me crean, no exagero. El mismo equipo que generó ilusión hoy es el que le arruina el fin de semana de fútbol a su gente. Esa misma gente que cada vez está más sola. No está la dirigencia, ya se fue el entrenador y el equipo esta desaparecido, asustado, vacío de alma y sangre. Un conjunto de jugadores que trota con un desgano pocas veces visto.
Ahora queda en manos de los apellidos más dañinos de la historia reciente del club la decisión del entrenador. Serán otra vez Seoane, Damiani, Montaña los que elegirán al que tiene que devolverle algo de vida a un plantel que se mueve con menos entusiasmo que con el que leyeron un comunicado pidiendo solidaridad en sus colegas ¿Qué esperaban, que les jugaran a media maquina para que no se notara el papel penoso que están haciendo en el campeonato? Qué difícil tener confianza en que no van a volver a equivocarse. A Néstor Grindetti ni lo tengo en cuenta para esas decisiones. En primer caso porque ya ha declarado en más de una oportunidad que tenía mayor interés por ganar una elección con el PRO que por el andar de Independiente y además ya vimos su audacia y contactos para defender a Independiente en Conmebol.
"Que se vayan todos": los hinchas de Independiente explotaron contra la dirigencia
Independiente está sufriendo un desorden institucional enorme, casi tanto como el de San Lorenzo aunque no tenga cámaras ocultas. Pero encima padece una crisis futbolística que expone a los jugadores, que no paran de hundir al club en el fondo de la tabla y lejos de las copas de 2026. Yo sé que los representantes son hábiles, pero no sé si todos podrán emigrar a un destino mejor en diciembre. Los jugadores deberían tener una reacción incluso por ellos mismos. Hasta acá jugaron con rivales con menos recursos y no pudieron superar a ninguno.
Julio Vaccari ya no está más en el banco y es algo lógico en un club ilógico. Más allá de todo lo anteriormente mencionado, el entrenador es gran responsable del mal momento futbolístico. No supo nunca abandonar la misma idea que ya no surtía el mismo efecto que meses atrás. No supo sacarles jugo a los refuerzos que tanto exigió y por los que se quejó en cada conferencia. Es más: hasta terminó exponiendo a Ignacio Pussetto y Walter Mazzanti, sacándolos con el segundo tiempo apenas comenzado y no en el entretiempo para aminorar el repudio a la pésima actuación de la ex dupla de ataque de Huracán.
Ya termina esta diatriba por la que pido disculpas de antemano. Esta no es una nota que me enorgullezca. Tampoco es que desde este espacio se hayan publicado gemas invaluables, pero esta vez no hay lugar para nada más que este enojo y decepción. Nos dejaron solos otra vez, dirigentes, entrenador y el plantel.
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