El año de River aún puede ser peor: hay que hacer un control de daños
La más que previsible derrota ante Boca confirma que este 2025 pasará a la historia como la peor temporada del club desde el descenso, y una de las peores de los últimos 40 años. Todavía queda la posibilidad de perder el partido con Vélez y, por ahora, el cruce de octavos de final. En este escenario, entrar a la próxima Libertadores sería un premio desmedido. Momento de resolver los problemas puertas adentro y de que el plantel y cuerpo técnico den la cara.
En la guerra, como en la medicina de urgencia, hay un concepto llamado control de daños. Se aplica en situaciones críticas y consiste, básicamente, en controlar lo urgente para limitar consecuencias fatales. La resolución definitiva de todos los demás problemas se posterga para cuando haya más estabilidad, si la hay, aún a riesgo de que se sufran algunas pérdidas irreversibles. En el caso de River, tras la absolutamente esperable derrota ante Boca en el superclásico, el escenario es casi catastrófico. Con flancos y heridas abiertas por todos lados, crece la posibilidad de que una derrota con Vélez en la última fecha lo deje sin absolutamente nada, apenas con la clasificación a la Copa Sudamericana.
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Por eso, es hora de que todos pongan al momento del club por sobre cualquier interés o decisión a futuro. Hay que frenar la hemorragia ya, no hay mañana. Desde el entrenador más ganador de la historia, que es, a la vez, el creador del peor equipo de los últimos 12 años; hasta el último integrante del plantel, incluidos los héroes de Madrid y los pibes que acaban de subir a Primera, todos tienen que blindarse y afrontar lo que quede como si sus carreras dependiesen de ello. River tiene que ir a ganar a Liniers y, si se mete en playoffs, tiene que plantarse a imponer condiciones en el duelo de octavos de final que le toque. Sea cual sea. Esto de salir a no perder nunca sale bien. Y como el de esta tarde, sobran los ejemplos.
No es momento de exponer a los chicos, pero mucho menos de marginarlos por cuestiones extradeportivas. Hay que fomentar la solidaridad y la fortaleza del grupo. Santiago Lencina, otra vez fuera del banco, es un valor importante que merece sumar minutos de peso, sobre todo de cara a un 2026 en el que se espera que gane mayor protagonismo. De todos modos, y como remarcó el DT en la previa, es la hora de los hombres. River quemó casi todos los puentes con su gente y con la Copa Libertadores 2026. Ni siquiera los propios jugadores creen que salir campeones sea una posibilidad cierta, pero la realidad indica que si no apuntan a eso, quizás deberían cambiar de club.
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Aunque de tan irrisorias se acerquen peligrosamente al mal gusto, las palabras de Juanfer Quintero y de Martínez Quarta referidas a la necesidad o la chance de ganar el Torneo Clausura tienen que ser unánimes en el grupo. En el o los próximos partidos solo tienen que salir a la cancha los que crean que pueden ganarle al que se le pare enfrente. Hoy River se acostumbró tanto a perder que hasta sus propios jugadores y su entrenador deambulan derrotados aún antes de ir abajo en el marcador. Y con la moral por el piso como está y un poder de fuego prácticamente nulo, hoy un chaski boom tiene el efecto de una bomba atómica.
Montiel, Armani, Martínez Quarta y Quintero fueron los que enfrentaron a los micrófonos tras la indigna derrota en la Bombonera. Llamativamente, el entrenador volvió a optar por el silencio. Cuatro nombres de peso que dieron la cara en un momento "de mierda", como admitió el Chino, y que, casualmente, dieron sus primeros pasos en el club rodeados de gloria, títulos y ovaciones. Con todavía algo por jugar (puede ser mucho si se alinean los planetas), no hay que hablar de razzias, mucho menos de posibles salidas o refuerzos, ni tampoco sirve seguir con las críticas a Gallardo, a veces desmedidas y hasta maliciosas: algo lógico cuando se tiene en cuenta que muchos llevaban años esperándolo. La discusión ahora está zanjada: el flamante presidente Di Carlo ya confirmó su continuidad para 2026. Por eso, él es el responsable de, con frialdad, tomar las decisiones que una emergencia como la actual demanda.
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El tiempo dirá cómo termina este año fatídico para River. Probablemente sea con eliminación temprana y sin Copa Libertadores, pero así sea con un impensado e improbable título en el Torneo Clausura y una vuelta olímpica, Gallardo y estos jugadores ya no estuvieron a la altura. Ahora solo les queda cerrar filas, ir al frente y dejar la vida contra Vélez. Para lo que venga después, ya habrá tiempo.
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