El partido de Gallardo en River: el increíble 11 inicial, los cambios que lo dieron vuelta y el equipo que perdió el clásico
La durísima derrota de esta noche ante Racing es un fiel resumen de lo que fue el año del Muñeco en el banco millonario: un sube y baja que terminó con otra enorme frustración.

De un planteo inicial tan inesperado como ineficaz, a los cambios que cambiaron el partido, y a un 11 final desdibujado que no pudo controlar el resultado. Así fue la tarde/noche de Marcelo Gallardo, que condujo a su River al peor año desde la vuelta a Primera División en 2012. A continuación, un repaso por las decisiones que marcaron una derrota inolvidable.
Hubo sorpresa en propios y extraños cuando, una hora antes del partido, se confirmó la alineación inicial. Con Enzo Pérez adentro, como se esperaba, aparecieron en la mitad de la cancha Ignacio Fernández y Thiago Acosta. Uno, Nacho, venía de no ingresar siquiera un minuto en los últimos dos partidos, y apenas 18' en los dos encuentros anteriores.
El otro, el pibe de 20 años, apenas había participado en tres encuentros en Primera División, y solo una vez había ido de entrada. Esta vez lo hizo como interno, al costado del capitán, y si bien no tuvo necesariamente una mala actuación, tampoco justificó el riesgo de apostar por un juvenil con prácticamente nula experiencia.
Con el marcador 0-1 y a los 10' del segundo tiempo, el Muñeco mandó a la cancha a dos que pintaban para titulares: Giuliano Galoppo y Juan Fernando Quintero. Además, entró Ian Subiabre. Afuera el pibe Acosta, un apagadísimo Maximiliano Salas y Kevin Castaño. Enseguida se vio un equipo más ambicioso, con una vocación ofensiva más clara y con poder de fuego.
En menos de 10 minutos hizo dos goles (no marcaba hacía más de 450'). El primero fue del zurdo juvenil de Comodoro Rivadavia y el segundo, de Juanfer para dar vuelta el partido. La mejor versión de River se vio en ese lapso, y no solo por dar vuelta el resultado, sino por tener otra postura ante un escenario tan adverso. Pero no alcanzó. Otra vez, terminó desdibujado y superado.
El agónico gol de Gastón Martirena para Racing ante River (3-2)
Sin piernas para sostener el resultado y con sus dos estandartes agotados en la mitad de la cancha, Gallardo cambió de nombres pero también notoriamente de cualidades. Afuera Enzo Pérez e Ignacio Fernández, héroes de Madrid pero además emblemas del buen pie del equipo, y adentro dos refuerzos recientes, aún resistidos: Juan Carlos Portillo y Matías Galarza.
Inmediatamente, Racing consiguió la igualdad y se adueñó definitivamente del trámite del juego. Un River hundido, sin reacción, sin posibilidad de salir se quedó hasta que en la última jugada del partido, la Academia aprovechó la pasividad del paraguayo ex-Talleres y en una jugada en la que atropelló a su rival, terminó anotando el 3-2 a través de Gastón Martirena.
Arrancó mal la idea de Gallardo en Avellaneda. Pareció corregirla con los cambios y la postura más ofensiva, pero terminó con un equipo roto, arrollado y, nuevamente, derrotado. Otra eliminación durísima que le da al Muñeco un golpe que a cualquier otro lo dejaría fuera de combate.





