El drama de Matías Bottoni: quedó paralítico y ahora también podría perder el año escolar
A la espera de una notebook adaptada que nunca llegó, el nadador enfrenta un nuevo obstáculo en plena rehabilitación. La empresa le prometió el equipo, pero le dieron solo excusas.

Matías Bottoni tenía todo listo : un futuro brillante en la natación, un excelente desempeño escolar y un entorno que lo apoyaba en cada paso. Pero una partida maldita en el agua cambió todo. El 10 de mayo, en pleno campeonato nacional en el Parque Olímpico, un impacto contra otro nadador le provocó una fractura en la sexta vértebra cervical. Desde entonces, su vida dio un giro total: ya no compite, ya no camina. Hoy su pelea es por recuperar movimiento... y por no quedarse afuera del colegio.
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La historia del joven de 17 años no se detiene en su rehabilitación física. También debe enfrentar trabas fuera de la clínica donde hace terapia todos los días en Rosario. Aunque logró ingresar a un programa educativo a distancia, no tiene cómo conectarse: la notebook adaptada que compró su familia nunca llegó. Mientras tanto, el tiempo corre y los trabajos escolares se acumulan.
Gracias al SEADE, un programa del Ejército Argentino pensado para jóvenes que no pueden asistir al aula, Matías tenía la posibilidad de cursar el quinto año virtualmente. El sistema contempla casos como el suyo, y hasta permite entregar trabajos en formato audio si el alumno no puede escribir. La escuela lo autorizó, sus profesores estaban listos. Solo faltaba el dispositivo para empezar.
Ahí fue cuando apareció la empresa Techsite.ar, con una promesa que parecía la solución perfecta. La familia eligió un modelo liviano, resistente y con pantalla grande, ideal para las condiciones físicas del joven. El 13 de agosto transfirieron 700 dólares como seña —el 20% del valor total— con fecha de entrega prevista para el día 23. Pero el equipo nunca llegó.
“Me decían que llegaba al otro día, después que lo estaba viendo la aduana, después que ya estaba despachado... siempre algo distinto”, contó su papá, Luciano Bottoni, en diálogo con Clarín. Desde entonces, lo único que recibió fueron excusas vagas y mensajes repetidos por WhatsApp. Mientras tanto, la empresa sigue publicitando el mismo producto en redes sociales.
Incluso hubo un intento de explicación que no hizo más que aumentar la bronca. “La intención nunca fue generar un inconveniente... hubo causas externas que exceden nuestra voluntad”, decían desde Tech Site. Pero las promesas incumplidas se acumularon, y la notebook jamás apareció.
Luciano viajó desde Rosario a Buenos Aires para buscar respuestas cara a cara. La máquina no estaba. Solo logró recuperar la seña. “Me dijeron que tienen 100 equipos demorados y problemas en el depósito. Pero la realidad es que Mati perdió un mes y medio de clases y no tiene cómo seguir estudiando”, lamentó.

El caso llegó hasta la Aduana, donde aclararon que no existen restricciones para el ingreso de notebooks al país. Para poder investigar el caso puntual, pidieron el número de trámite que Tech Site nunca entregó.
Hoy Matías sigue internado en APREPA, un centro de rehabilitación neurológica en Rosario. Pese a la gravedad de la lesión, comenzó a recuperar algo de movilidad en brazos y manos. Su familia —ambos padres odontólogos— puso en pausa el trabajo para acompañarlo. Su mamá alquiló un departamento cerca de la clínica, su papá y su hermano lo visitan todos los días.
Mientras pelea por su cuerpo, también pelea por su futuro. Una notebook que parecía un simple trámite se convirtió en un símbolo de abandono. Y aunque su espíritu no se rinde, cada día sin clases lo aleja un poco más del sueño de terminar el colegio.
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