Tres películas para chicos que educan y ayudan a gestionar emociones
Estas historias infantiles tocan temas como la frustración, la superación personal y la empatía.

En la infancia, la frustración aparece cuando algo no sale como esperaban: perder un juego, no entender una tarea o sentir que no son escuchados. Lejos de evitarla, los especialistas coinciden en que es clave enseñar a los chicos a convivir con esa emoción.
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La frustración se manifiesta en berrinches, llanto, enojo o silencio repentino, según la edad y la personalidad del niño. Acompañarlos a poner en palabras lo que sienten y mostrarles que equivocarse es parte del aprendizaje los ayuda a desarrollar tolerancia, resiliencia y empatía. En este sentido, el cine infantil puede ser una gran herramienta emocional.
Netflix ofrece varias películas que abordan esta emoción con sensibilidad y humor. Estas historias permiten que los chicos se identifiquen con los personajes, comprendan sus propias emociones y aprendan a canalizarlas sin culpa. A continuación, tres títulos recomendados para ver en familia:
- "El dragón de la tetera": Esta película animada cuenta la historia de Din, un adolescente que desea reencontrarse con su mejor amiga y se cruza con un dragón mágico que cumple deseos. A medida que los planes no salen como esperaba, Din debe aprender que no todo se puede controlar y que aceptar lo inesperado es parte del camino.
- "Los Mitchell contra las máquinas": Una comedia vibrante donde una familia disfuncional debe salvar al mundo de un apocalipsis tecnológico. La protagonista, Katie, choca con su papá constantemente, lo que refleja los conflictos familiares comunes. El film muestra cómo la frustración puede resolverse con diálogo y empatía.
- "El niño que domó el viento": Basada en una historia real, este film narra la vida de un chico de Malawi que, pese a los obstáculos y el escepticismo de los adultos, insiste en construir una turbina para salvar a su pueblo de la sequía. Enseña que la perseverancia y la frustración van de la mano cuando se lucha por un objetivo.
Ayudar a los chicos a reconocer y gestionar la frustración es prepararlos para la vida adulta. Cuando entienden que equivocarse no los define y que pueden seguir intentando, crecen con más confianza en sí mismos. Y si además lo hacen con una película de por medio, el aprendizaje puede ser tan entretenido como profundo.
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