Cuál es la conexión entre el videojuego Poppy Playtime y los Labubu
Ambos personajes mezclan lo adorable con lo perturbador y lograron captar la atención de millones de chicos en todo el mundo.

En apariencia no podrían ser más distintos: Huggy Wuggy, el monstruo azul de Poppy Playtime, proviene del universo de los videojuegos de terror; mientras que Labubu, la criatura de sonrisa exagerada y ojos enormes, nació del arte coleccionable. Sin embargo, los une una misma fascinación infantil: la de amar aquello que asusta, pero sin dejar de ser tierno.
Mirá también
Los 10 personajes de videojuegos que encajarían perfecto en el Brainrot italiano
Cuáles son los 3 dibujos animados que los padres quieren compartir con sus hijos
Cuál es la conexión entre el videojuego Poppy Playtime y los Labubu
La clave está en la mezcla. Tanto Huggy Wuggy como Labubu representan una nueva forma de entender la infancia: personajes que combinan lo monstruoso y lo adorable sin pedir disculpas. Huggy Wuggy, con sus brazos largos y dientes afilados, debería ser una pesadilla. Pero los chicos lo adoptaron como un amigo curioso, casi travieso, gracias a su estética “peluche oscuro” y a la influencia de los streamers y YouTubers que lo transformaron en meme.
Lo mismo ocurre con Labubu, esa criatura nacida del arte pop asiático, que parece un dibujo inocente... hasta que uno mira su sonrisa torcidamente alegre. Ambos funcionan como espejos del mundo digital actual. Los niños crecen entre TikTok, juegos y figuras coleccionables, y encuentran en estos personajes una forma de procesar el miedo y el humor a la vez.
No es terror real, sino una especie de broma visual: lo extraño se vuelve lindo, lo que asusta se vuelve parte del juego. Además, tanto Huggy como Labubu despiertan una devoción estética. No solo se consumen: se coleccionan, se dibujan, se reinterpretan. En redes abundan fanarts, videos y versiones caseras. Esa participación creativa transforma el miedo en identidad: el chico no teme al monstruo, lo hace suyo.
Lo que une a ambos no es el origen, sino la emoción. Huggy Wuggy y Labubu demuestran que los chicos no buscan solo dulzura, sino emociones intensas envueltas en ternura. El terror suave, el que no lastima, se volvió un refugio donde lo raro también tiene su lugar.
No te pierdas nada