Solamente pasaron tres partidos de aquel catastrófico momento que tenía a Boca fuera de los playoffs y también de la próxima Copa Libertadores, con la peor racha histórica sin ganar y la de un entrenador en un arranque de ciclo. Con los nueve puntos consumados, la situación es totalmente diferente desde lo numérico: está tercero en su zona a dos unidades del líder y es escolta en la anual a uno de la cima. El gran interrogante pasa por saber si hay motivos reales para ilusionarse o si la levantada se debe a otras cuestiones circunstanciales.
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Siempre se recomienda empezar por lo negativo (para que el sabor final sea dulce) y entonces hay que decir que los rivales superados (Independiente Rivadavia, Banfield y Aldosivi) no parecen una seria medida para el análisis. De hecho, la mejoría de Gago arrancó justamente contra los mismos equipos en el certamen pasado. Y lo extendió por otros tres encuentros (Rosario Central, Central Córdoba y Defensa y Justicia) hasta que cayó como visitante frente a Newell´s. Ya todos saben cómo terminó esa experiencia…
Lo que no se puede negar es que los contrincantes no se eligen y en otro momento estos partidos quizá ni siquiera se ganaban, como con Auckland City. En el funcionamiento hubo aspectos en común, con ratos de protagonismo y clara superioridad, pero también con un innecesario retroceso tras alcanzar la ventaja en el marcador. Los siete goles a favor y la valla invicta evidencian un factor fundamental sobre la cual buscar solidez y consolidación. A no confundirse, que todavía queda mucho por mejorar aunque siempre es más fácil hacerlo con victorias de por medio.
Más allá del plus de un Paredes ya asentado, que se hizo dueño del equipo y transformó la pelota parada en una amenaza con cada ejecución, entre los cambios más importantes se puede destacar la aparición de Di Lollo como primer marcador central. La firmeza del defensor y sus goles de cabeza no son casualidad. Además, permitió que Battaglia se afianzara en el mediocampo después de varios ensayos fallidos en aquella zona (todavía no se entiende por qué Milton Delgado perdió el puesto) e incluso un insólito -y casi suicida- planteo superofensivo contra Racing.
En el sector izquierdo de la zaga está la competencia más alta del plantel, con dos jugadores como Pellegrino y Ayrton Costa que merecen ser titulares y pelean por el mismo lugar. Esto es algo positivo y a la vez una picardía, siendo que en varios sectores hay serias falencias. Porque Palacios sigue en deuda y el doble 9 solo se entiende por la necesidad de mantener a Cavani en cancha. Mientras tanto, Barinaga cumple a pesar de sus limitaciones y Aguirre tiene las características que tanto se pedían para el desequilibrio, aunque por ahora responde en pequeñas cuotas.
A diferencia de la mayoría de los clubes, donde un cambio de entrenador puede significar un vuelco de 180 grados, acá se sabe que mucho -o casi todo- depende de Riquelme. Es así, al que le guste y al que no. Y es pronto para evaluar si se oyeron o no los eufóricos reclamos del último tiempo por la manera de gestionar. En el corto plazo se viene Rosario Central, en Arroyito, una interesante prueba para saber dónde está parado el equipo y responder si Boca y sus tres triunfos al hilo: ¿son burbuja o realidad?
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