Turbo Vargas, el goleador de Gimnasia que cambió la pelota por los fierros
El uruguayo fue el máximo artillero del Clausura 2006 y llegó a jugar en Europa y en su selección. Sin embargo, tras el retiro se alejó del fútbol y se metió de lleno con las motos y el surf.
El fútbol argentino tiene una historia tan longeva y exquisita que muchos jugadores que la rompieron en algún campeonato luego quedaron en el cajón de los recuerdos o se llevaron lejos su rastro. Hay cientos de casos, pero el de Gonzalo Vargas guarda un fuerte simbolismo para los hinchas de Gimnasia y Esgrima La Plata, que gritaron sus goles a principios de este siglo. ¿Qué sucedió con él?
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Apodado el Turbo, el uruguayo surgido de Defensor Sporting había arribado al equipo platense a prinicpios de 2005, cuando el DT todavía era Carlos Ischia. Tras un Clausura con saldo positivo -séptimo lugar de la tabla, a 10 puntos del Vélez campeón de Miguel Ángel Russo-, el Lobo, dirigido por Pedro Troglio, protagonizó el Apertura hasta el último suspiro contra el Boca de Alfio Basile, pero no pudo coronarse campeón por primera vez de los torneos cortos en el Profesionalismo.
Sin embargo, en ese torneo Vargas comenzó a demostrar su valía. Si bien el máximo artillero fue Javier Cámpora, de Tiro Federal, el delantero se despachó con 10 goles y compartió el segundo puesto con José Luis Calderón, Rodrigo Palacio y Leonardo Pisculichi.
El gol de Vargas en el clásico contra Estudiantes del Clausura 2005
Vargas terminó de explotar en el Clausura 2006, que tuvo al Tripero en la quinta posición. Logró ser el goleador del certamen gracias a sus 12 tantos, por delante incluso de los 11 que habían anotado dos apellidos con aroma a gol, como Ernesto Farías y Martín Palermo, de River y Boca, respectivamente. ¿Los que seguían en la tabla? Unos jóvenes Sergio Agüero e Ignacio Scocco.
Los 22 goles marcados en la temporada 2005/06 provocaron que el Turbo no llegara a disputar la primera fecha del Apertura 2006, contra Arsenal en Sarandí. Monaco desembolsó alrededor de 3 millones de dólares de la época para ficharlo por cinco años. A sus 24, Vargas daba el tan ansiado salto a Europa para competir el puesto con el checo Jan Koller y el italiano Marco Di Vaio. Y, en paralelo, comenzaba a disputar sus primeros amistosos con la selección de Uruguay.
Golazo del Turbo Vargas a River en 2005
No obstante, obtuvo poco rodaje en el equipo monegasco y anduvo a préstamo en FC Sochaux de Francia, donde no cosechó goles oficiales, y en Atlas de México, lugar en el que terminó con un saldo de 15 en 60 partidos. Finalmente, rescindió en Mónaco y se quedó en el elenco mexicano. Recién regresó al fútbol argentino entre 2010 y 2012 para jugar en Argentinos Juniors y en su querido Gimnasia. Después retornó a Uruguay para vestir los colores de Bella Vista y se retiró prematuramente, a los 33 años, en Rampla Juniors. ¿Y la selección? No volvió a participar de torneos internacionales tras la Copa América de Venezuela 2007.
"Dejé por un tema de cabeza, de falta de motivación. Ya no lo disfrutaba y siempre fui de jugar muy motivado. Jugaba los partidos antes, en la concentración. Después de que empecé a sufrir en vez de a disfrutarlos empecé a pensar. Cuando pasaron dos años y no cambié la cabeza, no quise seguir más", confesó sobre su deserción de la actividad profesional en una entrevista con El País.
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Estuvo, según su propio testimonio, tres años sin mirar fútbol. Se dedicó a la compraventa de autos y motos, una de sus pasiones. En su Instagram tiene varias fotos como espectador de competencias y cumplió el sueño de poseer una Kawasaki Ninja, con la que es posible andar a más de 250 kilómetros por hora.
Siguiendo con lo deportivo, empezó a meterse en el mundo del surf y otras disciplinas. "Hice crossfit un año y medio, pero me lesioné el tendón de Aquiles. Juego al pádel una o dos veces por semana seguro. Y al tenis cada tanto con el Grillito (Gustavo) Bizcayzacú y Anderson Silva", contó en 2023 en el mencionado medio uruguayo.
Lo más curioso es que Boston River hizo un intento por traerlo otra vez al fútbol profesional en 2022, pero finalmente se negó. "Terminé diciendo que no porque reconozco que los jóvenes físicamente vuelan y uno, con 40, 41 años, no es el mismo que a los 25. Iba a ser bastante difícil adaptarme", declaró, aunque remarcó que se mantiene óptimo pese al cambio de la pelota por los fierros: "Capaz que si fuera solo por lo físico, hasta hace dos años estaba jugando. Me siento mejor físicamente ahora que cuando terminé de jugar en Rampla".
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