Remontada heroica y dos días sin dormir: cómo fue la mejor carrera de Fangio en la F1
El Chueco ganó el quinto título de la categoría el 4 de agosto de 1957 en Nürburgring, Alemania. Pasó en tiempo récord a Mike Hawthorn y Peter Collins. La peligrosidad de sus maniobras le produjo insomnio.

Fue maravilloso. Fue épico. Fue heróico. Fue Fangio, el Chueco de Balcarce, el protagonista de una de las mejores carreras de la historia de la Fórmula 1. El 4 de agosto de 1957, en Nürburgring, el piloto argentino consiguió su quinto campeonato mundial, el último que ganó en la categoría, en una inolvidable carrera que le costó dos noches sin conciliar el sueño.
El corredor nacido el 24 de junio de 1911 había salido campeón de las ediciones 1951, 1954, 1955 y 1956, en defensa de las escuderías Alfa Romeo, Maserati, Mercedes-Benz y Ferrari, por lo que ese año buscaba alzarse con el tricampeonato, nuevamente arriba de un auto de la marca italiana que es propiedad de Stellantis.
Alemania era el escenario indicado para lograr la proeza, pero el territorio no se presentaba fácil. Apodado el Infierno Verde, el circuito contaba con 182 complejas curvas a lo largo de 22,810 kilómetros. El lado positivo es que Fangio se había quedado con la pole position e iba a largar primero en la parrilla.Conservaba 12 puntos de ventaja sobre el británico Mike Hawthorn, cuando aún restaban tres carreras. Estaba todo dado para que fuera una fiesta celeste y blanca en Maserati.

Como la estrategia del Chueco -que tenía vastos conocimientos de mecánica- era correr con neumáticos blandos de la línea Pirelli, su equipo decidió que el auto tuviera cargado la mitad del tanque de nafta, con el objetivo de hacerlo más liviano y evitar que las paradas en boxes para el cambio de gomas fueran largas. Esto se debía a que su competidor directo, Hawthorn -de Ferrari-, llevaría neumáticos duros de Englebert y no necesitaría frenar tanto durante el circuito.
El argentino salió hecho una flecha y llegó a sacarle entre 29 y 30 segundos de distancia a sus competidores en la primera parte de la carrera del domingo. Sin embargo, un error garrafal en el equipo de mecánicos -inconvenientes en el cambio de las ruedas- produjo que el receso en boxes demorara 1m18s. En ese momento, Hawthorn y Peter Collins, la dupla de la podería escuderia italiana, escaparon y lograron ponerse a 51 segundos de diferencia.
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Todo indicaba que Ferrari, gracias a la ventaja de sus pilotos, se encaminaba a quedarse con una victoria que ponía en suspenso la propiedad del campeonato más importante del automovilismo mundial. Pero del otro lado estaba Fangio. Y no le iba a servir el título en bandeja.
Sin perder el tiempo, el Chueco pisó el acelerador de su monoplaza y obtuvo el récord histórico de Nürburgring en nueve de los 10 giros. Incluso, logró la vuelta más rápida hasta ese año, con 9m17s4, en un promedio de 147,320 km/h. Tan veloz fue que en el giro 17 logró ubicarse a 20 segundos. En la 21° vuelta, ya superado Collins, el oriundo de Balcarce rebasó a Hawthorn y cruzó la linea de llegada en el primer puesto luego de tres horas y media de carrera, en tiempos de autos menos raudos.

"No fue muy tranquilizador sentir que la máquina se desplazaba en las curvas sin adherirse, pero tuve que tratar de ganar y comencé a poner marchas más altas. Donde siempre ponía la segunda marcha, puse tercera, donde ponía tercera, puse cuarta y donde ponía la cuarta, puse la quinta", recordó el piloto después, además de admitir que la peligrosidad de sus maniobras y la exigencai que se había puesto le costó "dos días" de insomnio.
Aquella jornada apoteótica de Fangio significó su última victoria en la Fórmula 1 y el ascenso definitivo al cielo de la categoría, que recién encontró a un hombre capaz de romper su récord de cinco trofeos cuando apareció Michael Schumacher entre los '90 y los '00. Y muchos catalogan ese Gran Premio de Alemania como "la mejor carrera" de la historia de la F1 por el vuelo que tomó la nave de Maserati con sello argentino.

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