Copa Río 1951: por qué Palmeiras quiere ser campeón mundial en el escritorio
El gran karma del Verdao es jamás haber ganado ni la Copa Intercontinental ni el Mundial de Clubes. Sin embargo, levantó un antecesor y su anhelo es que le sea reconocido como campeonato del mundo.

Palmeiras logró una remontada inédita y tras vencer 4 a 0 a Liga de Quito se clasificó a la final de la Copa Libertadores por tercera vez en cinco años. Este registro lo reafirma como uno de los equipos más dominantes del continente en la última década y lo deja a 90 minutos de convertirse en el club brasileño que más veces levantó la Libertadores en solitario, mérito que comparte aún con Santos, San Pablo, Gremio y Flamengo (el otro finalista).
Además de esta estadística, es uno de los cuadros con más hinchas de su país (aproximadamente 16 millones), es el equipo que más veces ganó el Brasileirao (16), el segundo con más títulos paulistas (26) e incluso tiene historial positivo contra diez de los once grandes de su país (únicamente en negativo con Inter). Sin embargo, al Verdao le falta un argumento que varios de sus compatriotas si presentan y que ha sido motivo de burlas: ser campeón del mundo. La obsesión es tal que solicitaron a la FIFA en numerosas ocasiones que este distintivo les sea otorgado, no por un delirio, sino por una copa de 1951.
Un año después de que la Canarinha sufra la peor decepción de su historia, la Confederación Brasileña de Fútbol decidió organizar la Copa Río, un ambicioso torneo que pasaría a ser la primera competencia intercontinental de clubes de toda la historia. El objetivo de esta era celebrar la finalización de la construcción del Maracaná (en el famoso Maracanazo no estaba terminado). Los invitados de lujo fueron los campeones de algunas de las ligas más fuertes del momento y asistieron Juventus, Sporting de Lisboa y Nacional, entre otros.
Luego de dejar en el camino a Niza, Estrella Roja de Belgrado y Vasco da Gama, el Porcao enfrentó en la final a doble partido a la Vecchia Signora, a la que derrotó por 1 a 0 en la ida para posteriormente coronarse con un empate a dos en la vuelta. En aquel certamen los conjuntos argentinos no fueron invitados por tensiones políticas de la época, sin embargo, entre los campeones del mundo se encontraban Luis Villa, mediocampista ex Talleres y Estudiantes y Francisco Rodrigues, delantero con nacionalidad brasileña que se retiró jugando en Rosario Central.

En los diarios de aquellos tiempos, la consagración de la escuadra paulista fue muy celebrada al ser la primera vez en la que el fútbol brasileño podía, de alguna forma, decir que era el mejor del mundo, con un título para respaldarlo.
Al año siguiente, Fluminense se proclamó campeón de una segunda edición y la competición desapareció para siempre, hasta que en 1960, la FIFA retomó la idea de un título mundial de clubes, redujo los participantes a dos y el Real Madrid se transformó en el primer campeón del mundo de manera oficial.
Palmeiras pataleó más de una vez entre 2001 y la actualidad para que el ente que rige el fútbol global homologue su distintivo, pero lo mejor que pudo conseguir fue que en 2007 se le reconozca como el ganador del primer torneo amistoso intercontinental de clubes, sin rastro del mote que buscaba. Ante la reiterancia, Gianni Infantino llegó a afirmar en un congreso en Brasilia en 2019 que "milagros no podía hacer". Pese a su brillante presente y su prometedor futuro, la frase "Palmeiras não tem Mundial" los seguirá persiguiendo.





