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Perdió los brazos en un accidente, maneja con los pies y tiene el récord por el derrape más rápido del mundo

El polaco Bartosz Ostalowski fue embestido por un coche y despertó sin saber cómo se lavaría los dientes el resto de su vida. Sin embargo, consiguió el sueño de su niñez y de su vida: ser piloto profesional.

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Por Matías Besana
Bartosz Ostalowski, primer piloto profesional en manejar solo con los pies
Bartosz Ostalowski, primer piloto profesional en manejar solo con los pies.

El aeródromo polaco de Pila, situado a casi cuatro horas de Varsovia, la capital de su país, ese 20 de septiembre de 2022, es testigo de una pelea celestial: el sol -tímido, de amanecer- intenta espiar por encima de las nubes, que coparon la primera fila. 

El pie izquierdo acaricia el volante; el derecho está a cargo de los pedales; y el hombro, de los cambios. El show de Bartosz Ostalowski dura apenas 33 segundos: un BMW M3 E93, de 1000 caballos de fuerza, pintado de azulgrana, avanza por la pista de aterrizaje con el velocímetro clavado en 277, hasta que las gomas traseras se queman contra el asfalto, el volante se quiebra y el auto derrapa durante 50 metros con una inclinación máxima de 60 grados y una velocidad promedio de 231 kilómetros. El libro Guinness World Records decreta que jamás hubo otro tan rápido con un coche conducido a pie. 

Ostalowski se sentaba al margen de la ventana de su aula en la escuela primaria, pero podía adivinar cada auto que transitaba las calles de Nowy Sacz, ubicada cerca de la frontera con Eslovaquia, con solo oír el ronroneo de su motor. Su primera moto la compró con el dinero de su alcancía en una feria, la reparó, la revendió en el mismo mercado y, con este mecanismo, creó su propio taller cuando tenía 13 años. Sin embargo, su vehículo eran los autos. “Ahorré en pantalones y zapatos únicamente para comprar una pieza mejor y tener más potencia. Solo eso me importaba. Era como un caballo con anteojeras, explicó en La Gazeta, de Polonia. 

Bartosz Ostalowski realizó el derrape más rápido en un coche conducido a pie

 Bartosz Ostalowski realizó el derrape más rápido en un coche conducido a pie

Con la ilusión de estar cerca de las competencias, comenzó a estudiar ingeniería mecánica. Una noche, en la que había poco tráfico, buena iluminación y pavimento seco, fue a buscar unos apuntes a la casa de un compañero, pero un conductor lo sorprendió desde una calle lateral. Ostalowski, de 20 años, esquivó el coche, perdió el control de su moto e impactó contra una barrera que sobresalía de la carretera. Un puñado de horas más tarde, se despertó sin los brazos y sin saber cómo se lavaría los dientes el resto de su vida: “Pensé que mis manos volverían, que estaban en algún lugar. Entré en shock. Es increíble que las manos, con la que hacés todo, desaparezcan”. 

Un año después de la cirugía, regresó a su lugar: el garage. Y se enfureció porque no era capaz de utilizar una llave, mucho menos de arreglar algo. Entre sus chequeos en el hospital, su compatriota Katarzyna Rogowiec, quien perdió ambos brazos a los tres años y ganó dos medallas doradas en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Turín 2006, lo motivó con una reflexión, que luego extendió en TVN24: “Necesitamos beber, comer y abrocharnos el cinturón. Y de repente nos encontramos con un muro. Solo tenemos que descubrir la manera de sortearlo

Cuando las redes sociales volvieron viral su destreza, la Clínica Hanger, de Texas, Estados Unidos, lo invitó y le obsequió una escalera para saltar esa pared: “Me enseñaron un enfoque completamente diferente acerca de la discapacidad. Por ejemplo, nos ordenaban rastrillar las hojas o doblar camisetas. Yo me rebelaba y preguntaba cómo hacerlo. Entonces me respondían: ‘¡’Inventá algo!’”. 

El problema de la hebilla del cinturón

“Papá, papá. Ven a ver, vamos por una automática”, gritó Ostalowski luego de hallar un video de un joven que controlaba, únicamente con sus piernas, una camioneta. Al día siguiente, fueron juntos a un estacionamiento y comprobaron que podía conducir: “Debí de aguantar unos diez minutos; se me entumeció la pierna por la posición tan poco natural, pero seguí adelante y aprendí qué grupos musculares necesitaba fortalecer”. 

Ostalowski progresó paso a paso y, una vez que se animó a adelantar a otro vehículo en la ruta, determinó que tres años de aprendizaje fueron suficientes para revitalizar su sueño, compró un auto para desafiar al rallycross e intentó conseguir un carnet de la Federación Internacional del Automóvil. Pese a su dominio del volante, una cláusula del reglamento dictaba que el corredor debía ser capaz de desabrocharse el cinturón en un máximo de ocho segundos y lo obligó a pensar como un ingeniero. “No me quedó más remedio que idear una innovación. Conecté la hebilla con un cable, le añadí un botón al pie y salí del coche en 4,3 segundos, recordó en Aleteia, de Francia. 

Polonia perdió su plaza en el Mundial de Rallycross en 2018 y las competiciones prácticamente desaparecieron, pero Ostalowski redobló la apuesta y aceptó participar en el torneo nacional de drifting (derrapes), modalidad en la que los jueces deciden qué actuación fue mejor y son elementales el embrague y el freno. El freno, de mano

Sin embargo, el primer piloto profesional en correr con los pies adaptó su Nissan Skyline R34 GTR (modelo que conduce Paul Walker en Rápido y Furioso) y recuperó la sonrisa. “Mi condición me limita a diario, pero cuando me preparo para una carrera y mis mecánicos alistan el coche, veo que es igual que en los demás equipos. Ese momento mágico en el que me subo al coche y la puerta se cierra de golpe hace que todas mis discapacidades desaparezcan. Soy yo y la competencia en la pista. Es entonces cuando me siento libre, creo que puedo con todo”, afirmó en ISSUU, de Estados Unidos. 

Bartosz Ostalowski, junto a su BMW M3 E93
Bartosz Ostalowski, junto a su BMW M3 E93.

El deportista de 39 calendarios fue subcampeón (2019) y tercero (2022) en la clase PRO2, segunda en importancia, del Campeonato Polaco de Drift. Tomaz Kuchar, piloto de rally, destacó que le sorprende “la suavidad con la que Bartek maneja” y aseguró queconductores sin discapacidad no pueden manejar tan bien”, mientras que Michał Kościuszko, también corredor, subrayó que su espíritu de lucha “es propio de los grandes campeones deportivos”

Pintarse la cara, color esperanza

El drifting es eléctrico y estético, deporte de reel de Instagram, que demanda concentración y precisión extrema, aunque es una dosis de dopamina efímera. En cambio, el arte, la otra gran pasión de Ostalowski, la cual practica con sus pies, le permite expresar sus pensamientos. Sus obras, dice él, intentan “evitar el realismo en favor de una composición fluida que proporcione al destinatario la libertad de interpretación”.

El europeo reniega del concepto de que las cosas del mundo son como son, demuestra que la realidad vive en la mente y tiene una receta para desafiarla: “No esperes que suceda algo extraordinario, como ganar la lotería o encontrar alguien que colabore contigo. Trabaja a diario y tus resultados llegarán. Lo importante es la constancia y la perseverancia. Mi misión es ayudar a las personas a superar sus limitaciones, sean cuales sean”. En una entrevista futura, Ostalowski podría agregar que las fronteras son solo construcciones y que comprenderlas es el punto de partida para retarlas. 

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