Este River es una vergüenza: no gana ni con ayuda
Ni con un penal regalado en el noveno minuto de descuento el equipo pudo rescatar un mísero empate ante un Gimnasia que pelea el descenso. Nadie espera nada en los partidos que quedan y encima el daño puede ser aún mayor: se viene Boca y la chance concreta de quedar afuera de la Libertadores 2026.

El equipo del que nada se esperaba, nada hizo. Ante Gimnasia, River perdió su séptimo partido (octavo si se cuenta como derrota la eliminación por penales ante Independiente Rivadavia) de los últimos 10 que disputó y ya no depende de sí mismo para garantizarse, a través de la tabla anual, un lugar en la Copa Libertadores que viene. Claro, la otra vía sería salir campeón, pero a esta altura sugerir siquiera esa alternativa suena a chiste de mal gusto. Este es el peor River desde el descenso.
Mirá también
Caída sin fin: un ciclo peor que el de Demichelis
Un equipo sin ideas, sin rebeldía, apático, desangelado y, lo peor de todo, sin corazón. El colmo de la situación es que, no solo se reivindicó el rumbo institucional en los comicios que consagraron q Stefano di Carlo como nuevo presidente, sino que todavía hay quienes creen que Gallardo, el responsable máximo de este presente bochornoso, es el que lo va a sacar a flote. Es dificíl soltarle la mano al DT más ganador de la historia, pero es todavía más difícil sostener su continuidad. El "que se vayan a todos" no le pasó por el costado.
Con un planteo insólito, que tuvo a Juanfer Quintero junto a tres delanteros, el entrenador solo dio una muestra más de su absoluto desconcierto. Los pibes a los que él no les dio el rodaje suficiente durante el año por razones deportivas (y también contractuales) terminaron siendo tirados a la cancha para salvarlo de un naufragio inevitable. A la deriva, el 0-1 fue el más previsible de los resultados de River en el año. Incluso con el vergonzoso penal cobrado por el árbitro Arasa en el noveno minuto de descuento, los hinchas en las tribunas se miraban taciturnos entre sí, seguros del desenlace.
Es que este mismo equipo viene de perder con Riestra y Sarmiento de Junín en el Monumental, y de ganar solo dos de los últimos 10 partidos que jugó. Además, fue eliminado de la Copa Libertadores por un global de 5-2 con Palmeiras y de la Copa Argentina ante Independiente Rivadavia. Si a eso se le suma que se quedó afuera del Mundial de Clubes por no poder ganarle a Monterrey, que quedó afuera del Apertura con Platense por penales (se empató el partido por un robo parecido al de anoche) y que perdió la Supercopa Internacional con Talleres a comienzos de año, realmente es un presente calamitoso. Para estos resultados se invirtieron más de 70 millones de dólares, con cero incidencia del club en la toma de decisiones y una libertad absoluta al CEO del fútbol para armar un equipo que da pena verlo jugar.
El penal errado de Borja para River vs. Gimnasia en el final
Cómo sigue esto es lo que se preguntan todos, puertas adentro y puertas afuera. Gallardo, que suspendió la conferencia de prensa, hace tiempo que perdió la brújula y, parece, hasta el control del vestuario. Por lo pronto, todo lo que aparezca en el horizonte hoy es visto como un potencial daño agregado y no ya como una posibilidad de redención. River necesita que termine el año cuanto antes, sin sufrir más golpes, pero el calendario le trae una visita a la Bombonera. Perder con Boca, que es el escenario imaginado por todos, sería lapidario, prácticamente irremontable. Y si nadie imagina un triunfo superclásico, mucho menos concibe la idea de ganar cuatro cruces mano a mano para salir campeón del Clausura. Así las cosas, es muy probable que River no consiga la clasificación a la Copa Libertadores 2026 y corone así su peor año deportivo desde el descenso en 2011.
Mirá también





