Salas contagia un River con deseo
El delantero le agregó al equipo de Gallardo una imagen ausente en los últimos tiempos: hambre de triunfo y gol. El ingreso de los pibes también supone una renovación para un plantel que desde hace rato no conmueve.
Si River se diluyó hace un tiempo en un equipo que no conmueve, como si jugara sin ese plus del que necesita el triunfo con desesperación para llegar a fin de mes -o, dicho futbolísticamente, que juega con la panza llena-, el debut en el Clausura 2025 mostró algo diferente, alentador: un pellizco de emoción, un contagio de deseo, hambre de triunfo.
En medio de jugadores con enormes trayectorias que ya saben cómo se sale campeón pero que por diversos motivos todavía no terminaron de cuajar en el ciclo de Marcelo Gallardo, Maximiliano Salas demostró en 90 minutos ante Platense que no será un dechado de técnica pero que sí aportará voracidad, ganas, gol y también sentido histórico. Un Salas con la 7 festejando como lo hacía el Matador, el fantástico chileno de los años 90, supone un magnífico guiño para una generación ya de cuarentones o cincuentones.
Tras varios meses de un loop interminable de jugadores que salían, entraban y volvían a salir en medio de un desierto futbolístico y una abulia emocional exasperante, Gallardo en la semana prescindió de varios de ellos y ayer empezó a darle minutos a chicos como Santiago Lencina, Ian Subiabre y Juan Cruz Meza. Tal vez los pibes todavía están verdes y un partido no es medida de nada, pero un jugador con deseo -Salas- y la presentación de un puñado de pibes son señales positivas. Tras dos semestres sin triunfos y con un balance negativo, Gallardo debía cambiar y empezó a hacerlo, aunque el plantel sigue siendo una incógnita.
Lo mejor del triunfo de River ante Platense en el estadio Monumental
El partido, es cierto, recién se resolvió tras la expulsión de Marcos Portillo: hasta entonces hubo momentos en que Platense estuvo muy cerca del empate. El mediocampo pagó los platos de un esquema 4-3-3 en el que un Enzo Pérez de 39 años queda obligado a una super producción. ¿Gallardo seguirá sin buscar un 5 y un 9? ¿En los hipotéticos cuartos de final contra Palmeiras por la Copa Libertadores, el ídolo aguantará los 180 minutos de la serie? ¿Lo reemplazará Kevin Castaño en ese caso? ¿Por qué lo que no funcionó hasta ahora pasaría a funcionar?
Contagiado por Salas, River cambió además su falta de gol del primer semestre por un 3-1 con tres tantos de delanteros, también de Facundo Colidio y Miguel Borja. Podría haberse sumado Subiabre si no hubiera definido displicentemente en el primer tiempo. Aunque el semestre recién empieza, River recuperó el deseo. Hace falta más, pero sin contagio no hay nada.
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