Un Gallardo pragmático para un River en modo supervivencia
Más que ganar una final, River salvó un match point y sigue vivo en la Copa Argentina con reacciones a tiempo del Muñeco, que reforzó la defensa en el primer tiempo y el mediocampo en el intervalo para llevarse un duelo sin red de protección.

River no ganó una final pero sí salvó un match point y lo hizo con el regreso de uno de los grandes atributos del primer ciclo de Marcelo Gallardo, el pragmatismo. A la espera de un fútbol todavía en cuentagotas que depende de Juanfer Quintero, el equipo del Muñeco ganó un partido determinante dentro y fuera de la cancha, no sólo con el gol morboso de Maxi Salas.
A la recuperación de la guapeza y la actitud ausentes contra Riestra y de puntos altos en individuales que estaban en deuda (por ejemplo Lucas Martínez Quarta o Kevin Castaño), River le sumó los cambios a tiempo de Gallardo, atento a lo que reclamaba el partido y sin ruborizarse por haber cedido la pelota.
Fue un triunfo múltiple para River, que cortó una hemorragia de cuatro derrotas seguidas, quedó a 180 minutos de un título, evitó la venganza que esperaba Racing y mostró una versión 2015 de Gallardo, más combativa que lúdica, con aciertos entre los titulares (gran primer tiempo de Facundo Colidio) y lectura rápida de lo que pedía el partido.
Si el Muñeco no había reaccionado en el primer tiempo en medio del baile sufrido ante Palmeiras en el Monumental, esta vez metió mano cuando Racing merodeaba el empate. Primero, ya en ventaja 1 a 0 pero con Maravilla Martínez desperdiciando mano a mano, hizo retroceder a Juan Portillo (que está lejísimos de ser el volante central que River necesita) a la defensa, donde rinde mucho mejor, para respaldar a Lucas Martínez Quarta y Lautaro Rivero, esta vez más inseguro.
Y en el entretiempo, el ingreso de Nacho Fernandez por Quintero terminó de cerrar el partido. Juanfer multiplica para atacar pero divide para defender y el mediocampo, con un extraño formato 5-2-3, se había tornado territorio de Racing. Si la Academia pudo -y acaso mereció- haber empatado en ese primer tiempo, ya en los 45 minutos finales, aun a costa de ceder la pelota y el protagonismo, River dejó de sufrir. Al Muñeco no le suele gustar que le marquen los cinco defensores pero en este caso se trató de un utilitarismo feliz y acertado.
Gallardo puntualizó sobre la pelota parada, uno de los aspectos donde más sufrió River en el último tiempo.

Con un triunfo en un mano a mano caliente que se hacía esperar pero finalmente llegó, River quedó a 90 minutos de alcanzar una final después de casi 6 años: la última vez fue en 2019, cuando casi en simultáneo perdió con Flamengo por la Libertadores y venció a Central Córdoba por la Copa Argentina. Pasó demasiado tiempo: Independiente Rivadavia, todavía sin fecha ni sede a definir, será el último escollo en la semifinal.
Acaso el torneo que menos seducía al equipo de Gallardo al comienzo del semestre, la Copa Argentina, termina siendo el que le permite festejar en el año. River no jugó sobre el césped de Rosario sino sobre una cuerda floja: fue un equilibrista sin red de protección. Perder habría implicado un golpe durísimo, pero este River en modo supervivencia,y con un Galllardo de nuevo pragmático, está vivo. El mejor fútbol, por ahora, puede esperar.
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