Épica dependiente: un River en la cornisa del papelón y herido, pero con una vida más
Tras un primer tiempo en el que fue superado como hacía tiempo no sucedía, el equipo de Gallardo sobrevivió a una goleada que habría valido la eliminación. En Brasil intentará una cuenta pendiente del último tiempo: revertir una serie brava.

Tan en el subsuelo fue la noche de River que lo mejor que le pasó al equipo de Marcelo Gallardo fue lo que todavía no pasó: comenzar la revancha en Brasil con vida y abrazarse otra vez a la épica, esa palabra que empieza a aparecer reiteradamente, señal también de derrota parcial y de correr desde atrás.
Herido de muerte, groggy ante un rival que parecía estar jugando de local en Brasil, River se recuperó parcialmente de un primer tiempo que incluso pudo haber terminado 0 a 3 y, ya en la última jugada de la noche, casi llega al 2 a 2. Haber sobrevivido no es poco pero también parece un consuelo si se rebobinan los 45 minutos iniciales en los que River quedó expuesto a un papelón histórico.
Aunque las estadísticas recortadas no siempre explican algo, los especialistas habían advertido la racha negativa de Gallardo en los partidos de ida como locales por la Libertadores contra equipos brasileños: entre 2015 y 2021 (Cruzeiro -2-, Gremio, Palmeiras y Atlético Mineiro), River había perdido cuatro partidos y empatado uno, encima sin goles a favor. Es cierto, también, que luego en Brasil ganaría tres de esas cinco series, una remontada a la que ayer volvió a quedar obligado.
El nuevo duelo como local en la ida contra un rival brasileño volvió a ser adverso en el resultado, pero esta vez bajo unas condiciones de juego que hacía muchísimo tiempo no se veían en el Monumental. Aunque no hay que dejar de recordar que enfrente había una potencia del continente -o tal vez "la" potencia-, el dominio del Palmeiras hizo recordar a los River menos competitivos de la Copa, propios de otras décadas.
El compacto de la derrota de River frente a Palmeiras

Así como River se puso 2 a 0 en La Plata el sábado en un puñado de minutos, ayer ocurrió al revés. Si contra Estudiantes los laterales habían sido más mediocampistas que defensores hasta la expulsión de Martínez Quarta, ante Palmeiras casi no pasaron al ataque en el primer tiempo, por lo que River quedó descompensado. Palmeiras se hizo un festival en ese mediocampo desértico, lento y veterano del local, una victoria táctica de Abel Ferreira sobre un Gallardo que llegó a septiembre y todavía no tiene un equipo definido.
La mejoría del segundo tiempo, ya contra un rival replegado, dejó con vida la serie y abrirá una semana previa a la revancha en la que River volverá a encomendarse a palabras como épica, esperanza e ilusión, señal también de que es mejor abrazarse a lo que puede ocurrir que quedarse con lo (poco y nada) que ya ocurrió.
Si en la semana se hizo famosa la frase "Lo peor ya pasó", River debería dejar atrás el partido de ayer e intentar dar vuelta una serie muy difícil, como hace mucho que no consigue contra un rival calificado. Si no, una nueva eliminación tocará la puerta.
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