Las heridas que Racing necesita cerrar contra River
Mucho más que un partido de fútbol decisivo, el clásico del lunes es un enfrentamiento que arrastra viejos y nuevos rencores, con Salas en el centro.

Hay partidos que ordenan tablas y hay partidos que remarcan la historia. Racing-River por los octavos de final del Clausura 2025 es de los segundos. En el fixture aparece como un cruce de lunes a la noche, 19.15, con el Cilindro finalmente a pleno de hinchas académicos. En la vida de Racing, en cambio, aparece como otra cosa: un examen de identidad, una cita con sus heridas recientes y una oportunidad, tal vez, de que la bronca baje su espuma.
Para entender por qué este cruce pesa tanto en Avellaneda hay que viajar a un diciembre no tan lejano. El 14 de ese mes de 2024, Racing le ganó 1–0 a River en el Cilindro, cortó siete años sin victorias oficiales ante el Millonario y el héroe de la noche fue un correntino de pisada voraz: Maximiliano Salas.
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Ese gol, el que derribó una racha y encendió la ilusión del equipo de Gustavo Costas, era la síntesis de una historia que parecía escrita para durar: el Salas que había llegado desde Chile casi de manera anónima se había ganado el lugar al lado de Maravilla Martínez, había sido figura en la Copa Sudamericana 2024 y en la Recopa 2025, metiéndose así se en el equipo ideal del continente.
Racing creyó que estaba construyendo una relación de largo plazo. River vislumbró otra cosa. A tal punto que el 11 de julio de 2025, el Millonario anunció a Maxi Salas como refuerzo, después de ejecutar una cláusula que rondó los 9 millones de dólares.
La operación no fue solo un pase. Fue una grieta abierta entre dirigencias. Diego Milito, presidente de la Academia, habló de “decepción” con River y con su presidente, Jorge Brito, y recordó un pacto de “no agresión” que, según Racing, el club de Núñez rompió al decidir ir directo a la cláusula cuando en los primeros diálogos Salas había sido catalogado como intransferible.
Del otro lado, River se movía desde la lógica de la billetera y del reglamento: el club que más había invertido en Argentina en los últimos años –más de 90 millones de euros en fichajes, según cifras publicadas en Europa– volvía a usar su poder económico para corregir su plantel tras golpes deportivos.
El gol de Salas que le dio la victoria a River ante Racing por Copa Argentina
Cuando se hizo evidente que el delantero quería irse, la herida dejó de ser solo deportiva y el caso Salas se llevó la marquesina más llamativa del fútbol argentino.
El pase no solo enojó a los hinchas. También dejó marcas en el cuerpo técnico. Hace apenas unos días, en una fiesta de la filial de Racing en Luján, Gustavo Costas habló de todo sin dar nombres. El entrenador de Racing se paró frente al micrófono y dijo: “Empezamos a estar mal este año cuando el otro club, que no quiero nombrar, nos lastimó mucho en la pretemporada”.
La pelota ya empezó a hablar de esta historia hace poco. El 2 de octubre, en el Gigante de Arroyito, River y Racing se cruzaron por los cuartos de final de la Copa Argentina en un partido bautizado, con más crueldad que inocencia, como “el clásico del morbo”.
El guion fue tan obvio que parecía escrito por un guionista sin sutileza: River ganó 1–0, el gol lo hizo Maxi Salas a los cinco minutos, el encuentro estuvo detenido más de diez minutos por las bengalas que cayeron desde la tribuna de Racing y la noche se llenó de insultos al ex ídolo.
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Ese partido dejó al Millonario en semifinales y a Racing con la sensación de haber perdido, otra vez, algo más que un partido. Y si el recuerdo viaja un poco más en el tiempo, no tardará en asomarse aquella victoria del Millonario en el Cilindro que frustró el sueño de campeón del Racing que por aquél entonces dirigía Fernando Gago.
Racing necesita conseguir el pase a cuartos de final frente a los de Gallardo para lograr que de una vez por todas se forme la cicatriz donde hoy hay una herida.





