El desafío es físico: por qué el Mundial Sub 20 ya no es solo formativo
El torneo juvenil dejó de ser apenas una vidriera para las promesas. Hoy es un examen de alta intensidad donde las métricas de distancia recorrida, sprints y presión se acercan a las de una Copa del Mundo de mayores.

Hubo un tiempo en que el Mundial Sub 20 era el escenario ideal para “soltar” a los pibes. Una competencia pensada para mostrar talento, acumular experiencia internacional y sumar minutos sin la presión total del fútbol grande. Pero ese molde se rompió. Hoy en día, el torneo juvenil no solo es formativo: es un campo de pruebas físicas casi tan exigente como una Copa del Mundo de mayores.
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Un estudio reciente publicado en Frontiers in Sports and Active Living (2024) comparó 168 partidos de Mundiales Sub 17, Sub 20 y Qatar 2022 utilizando tecnología de tracking óptico. El hallazgo fue contundente:
- En distancia total recorrida, la diferencia entre Sub 20 y mayores es mínima, apenas un 3 %.
- En esfuerzos de alta intensidad, los Sub 17 quedan más atrás, corren entre 14 y 16 % menos que los Sub 20 y mayores.
- En número de sprints, la brecha también se achica recién en Sub 20: los juveniles Sub 17 realizaron hasta 26 % menos sprints que los niveles superiores.
La conclusión del informe es concreta: “Hoy el Mundial Sub 20 ya no es solo un torneo de proyección, es un examen físico a nivel mayor”.

El dato no sorprende a los entrenadores. El Technical Study Group de la FIFA viene marcando lo mismo en sus reportes: el fútbol juvenil de elite se juega a un ritmo cada vez más cercano al de los profesionales, con presión alta, intensidad sostenida y un volumen de duelos físicos que ya no deja margen para la improvisación.
El ejemplo es claro: un Sub 20 de hoy debe estar preparado para recorrer casi la misma cantidad de kilómetros, sostener la presión tras pérdida y disputar choques cuerpo a cuerpo al ritmo de un plantel consagrado. No alcanza solo con la gambeta o el pase creativo. Sin potencia, resistencia y velocidad, el talento se queda corto.
“Las sensaciones de formación siguen estando, pero la exigencia es otra: el Sub 20 ya no es escuela, es una prueba de supervivencia en alta competencia”, resume uno de los técnicos consultados en el informe del organismo regulador del fútbol mundial.

Así, el Mundial Sub 20 se transformó en un filtro: los que logran brillar lo hacen no solo con talento, sino también con físico de elite. Y esa mezcla, hoy, define quién puede realmente dar el salto al fútbol mayor.
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