De luchar contra Atlético Mineiro al descenso: Godoy Cruz pasó del cielo al infierno en 90 días
El Tomba no pudo revertir la historia y volverá a jugar en la Primera Nacional después de casi dos décadas. Un final tan doloroso como inesperado.

Como esa tormenta que no avisa, que destruye, arrasa, te pasa por encima. Que en cuestión de minutos puede dejar en ruinas hasta a la estructura más maciza. O que, en este caso, puede dejar sin respuestas hasta al club más ordenado, que sufrió como pocas veces en su historia un resultado deportivo por el solo hecho de no estar preparado.
Porque el Tomba para lo último que se preparó esta temporada fue para presentar batalla por la permanencia en Primera División. Por eso, el dolor es más profundo y el golpe duele el doble, como esa tormenta que no avisa.
Godoy Cruz pasó del cielo de las copas al infierno en menos de 90 días. No tuvo tiempo de reaccionar, no pudo ponerse de pie, el descenso lo atacó de un día para el otro y lo dejó sin ningún tipo de respuesta. Porque en casi ningún momento del año la posibilidad de bajar de categoría estuvo en los papeles. De casi nadie.
El gol de Andino no alcanzó y Godoy Cruz descendió
Con un Gambarte reluciente, un plantel que prometía con jugadores de jerarquía, un equipo que le empataba al Rosario Central de Dí María de visitante, le presentaba batalla al Atlético Mineiro de Hulk en Brasil y le ganaba al último campeón Platense en su propia casa, la historia parecía que iba a tener otro final.
Sin embargo, todo se derrumbó en menos de tres meses. El equipo dejó de dar respuestas dentro de la cancha, los entrenadores siguieron sin encontrar soluciones afuera y los dirigentes no tuvieron la cintura ni las condiciones para llevar el barco a buen puerto. Un combo explosivo que detonó este mismo sábado, cuando Facundo Tello determinó el final del encuentro ante Deportivo Riestra.
Una combinación de malas decisiones que dejó a uno de los clubes más grandes del interior del país en un lugar que parecía no iba a pisar jamás. Un escenario que lo obliga a levantarse, reponerse, reinventarse y salir adelante. Un panorama desolador que no le permitirá volver a errar. Y un futuro para el que tendrá que prepararse desde mañana mismo.





