Estudiantes de la Patria
El Pincha visitó a Rosario Central y ganó, pero no solo el partido sino algo más: recuperó ese mote de jodido y antipoder de turno, algo que está en su esencia contra la injusticia.
Estudiantes de la Patria no es un eslogan, tampoco puede quedar en una frase que dijo Alejandro Sabella tras la obtención de la Copa Libertadores en 2009, en la que se impuso al Cruzeiro en el Mineirao. Es una manera de vivir y que hoy, en Rosario, la Patria Futbolera que componemos los hinchas se la hizo saber a través de las redes sociales.
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Porque el Pincha ganó, pero no solo el partido sino que algo más: recuperó ese mote de jodido y antipoder de turno, algo que está en su esencia contra la injusticia. En Arroyito le hizo el pasillo de espaldas al Canalla, oponiéndose al título de "campeón" de Liga que la AFA le dio a Ángel Di María y sus compañeros por hacer más puntos en la tabla anual.
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Acá no se hará un juicio de valor si lo que decidió el ente madre está bien, mal o regular, lo que sí se hará juicio de valor sobre la actitud de Estudiantes. Que por primera vez en el año mostró rebeldía, esa que tuvo en la década de los 60 y 80 ante el periodismo y los fundamentalistas de un supuesto buen fútbol. Como si el fútbol pudiese jugarse de una sola manera...
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Uno no puede obviar que la actitud de los jugadores Pincha de ponerse de espaldas mientras sus pares canallas caminaban con la copa en mano, orgullosos de ese logro obtenido durante el año por ser el más regular en la Liga Profesional, tiene que ver con una disputa entre algunos dirigentes de la AFA y Juan Sebastián Verón, mandamás rojiblanco. No fue la primera bronca entre ambos lados, no será la última.
Y hoy la cosa fue distinta porque no fue "solos contra todos" como reza una frase pincha para mostrarse en la vereda de enfrente de los que imponen sin consenso. Fue "solos en Rosario, pero con todos", ese "todos" que comulga el hincha que no le gusta el destrato de la pelota -no incluye al rival de turno y al de la ciudad-. Ahora toca Central Córdoba, más que nunca con la guardia bien alta.
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