El peor final de año para Huracán
El Globo, que llegaba casi afuera de todo a la última fecha, no pudo aprovechar los resultados ajenos ante el atropello arbitral de Gariano y compañía.

El segundo semestre de Huracán parecía cosa juzgada hacía rato. Aún con el equipo en puestos de clasificación, tanto a playoff como de Sudamericana 2026, sobrevolaba la idea de que podría quedarse sin nada. El funcionamiento involucionaba progresivamente y los resultados escaseaban. Pero sus competidores directos transitaban una irregularidad similar y el torneo, “el único aliado” según con buen tino había definido Kudelka, le brindó innumerables oportunidades de reacomodarse al Globo. Hasta la última fecha. Hasta que comenzó su último partido, mejor dicho. Ahí la casa se impuso.
Huracán se queda sin playoff del Clausura ni Copa para 2026 después de una primera parte de la temporada implacable, a la que únicamente le faltó la consagración. Tiene mucho por revisar después del fracaso deportivo de las prematuras eliminaciones, allá por agosto, de Copa Sudamericana y Copa Argentina cuando se proponía por primera vez abiertamente ir por el título que viene resultándole esquivo. Y si bien esta campaña pobrísima indicaba que este era un escenario muy factible si no cambiaba oportunamente (desde lo táctico, estratégico y la actitud, por parte de Kudelka y el plantel, y la conducción también, para buscar desde la dirigencia un cimbronazo), ningún equipo debería ver sus chances limitadas por quienes orquestan este sistema perverso en el que ni siquiera puede haber lugar para el reclamo justo.
La bronca de los jugadores de Huracán
Deja secuelas el operativo encabezado por Andrés Gariano como juez principal, los asistentes Adrián Delbarba y Walter Ferreyra, y José Carreras en el VAR. Huracán queda profundamente dañado. Despojado. En buena ley podía entrar por la ventana a octavos de final del Clausura y estar a tiro de la Sudamericana en caso de liberarse un cupo, para rescatar el semestre, seguir construyendo prestigio, revalorizándose institucionalmente y perfilarse más atractivo para el inminente mercado de pases. Se lo impidieron porque implicaba que Barracas Central pasara a depender de dos cupos extra y era mucho riesgo. Este escándalo, además, profundiza heridas en su núcleo interno: socios e hinchas, de por sí disgustados por la debacle futbolística, reclaman a sus directivos por no alzar la voz. Este es el complejo punto de partida para el Huracán 2026.
Uno creería que desde la atención de la definición de la temporada, sumado al morbo de tener como protagonista a Barracas Central en el estadio que lleva el nombre del presidente de la AFA, habría cierto resguardo de esta clase de bochornos. Incluso a pesar del horario laboral un lunes. Pero no. Fue un partido digno de los escándalos que desde hace tiempo nos acostumbramos a ver en el Ascenso o las ligas regionales. Esta vez, tocó en la liga de los campeones del mundo y fue grotesco.





