Ni mostaza ni manteca: un secreto para que la pechuga de pollo quede jugosa y sabrosa
Una técnica sencilla, económica y con origen exótico que mejora la textura, realza aromas y evita que la carne se reseque.

Muchas veces, al preparar pechuga de pollo, el resultado no convence: la carne se vuelve seca y sin gracia. Pero existe una forma muy efectiva de evitar este problema, sin necesidad de recurrir a manteca, mostaza o condimentos tradicionales como el chimichurri.
Ni mostaza ni manteca: el secreto para que la pechuga de pollo quede jugosa y sabrosa
El truco consiste en dejarla reposar en una mezcla de yogur natural con especias, un método heredado de la gastronomía de la India y Medio Oriente. Esta técnica permite que la carne quede más tierna y adquiera un gusto particular, sin alterar su ligereza.
La clave de este proceso es el ácido láctico presente en el yogur, que suaviza las fibras del pollo sin modificar su estructura. A diferencia de adobos más agresivos, como los que usan vinagre o cítricos, este no “cocina” la carne antes de tiempo, lo cual ayuda a conservar su firmeza.
Además, el yogur actúa como una capa protectora durante la cocción. Esto impide que la humedad natural se evapore y resulta ideal para quienes cocinan sin piel, ya que evita que la pieza pierda jugosidad.
Para aplicar esta técnica, basta con preparar un marinado rápido. Necesitás:
- ½ taza de yogur natural sin azúcar (descremado si se desea)
- 1 cucharadita de cúrcuma o pimentón dulce
- ½ cucharadita de comino
- Sal y pimienta a gusto
- Jugo de ½ limón (opcional)
- 1 diente de ajo rallado (opcional)
Preparación:
- Mezclar bien todos los ingredientes en un bol
- Incorporan las pechugas, cubriéndolas por completo
- Dejar reposar tapada en la heladera entre una y ocho horas
- Una vez marinada, cocinar a fuego medio en sartén, plancha o horno, hasta que esté dorada por fuera y bien cocida por dentro
- El resultado final es una pechuga húmeda, con aromas intensos y textura suave.
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