Cuáles son los beneficios de caminar hacia atrás y que pocos conocen
Dar pasos hacia atrás presenta una serie de efectos positivos para cuerpo y mente que muchas veces pasan desapercibidos.

Caminar hacia adelante sabemos que es saludable, pero invertir el rumbo —es decir, caminar hacia atrás— puede aportar beneficios adicionales que la caminata tradicional no siempre ofrece. Conocé los detalles.
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En primer lugar, se activa un patrón de movimiento distinto: al caminar hacia atrás se cargan más músculos de la cadera, rodillas y muslos que los que trabaja la marcha convencional. Esta variante estimula también el sistema de equilibrio y los sentidos vestibular y propioceptivo, lo que obliga al cerebro a adaptarse y mejora la estabilidad general.
Principales beneficios que pocos conocen
- Mayor activación muscular: músculos como cuádriceps, glúteos e isquiotibiales se trabajan más al invertir la dirección de la marcha.
- Menor impacto en articulaciones: caminar hacia atrás reduce la carga sobre rodillas y rótulas en comparación con la caminata hacia delante.
- Mejora del equilibrio y coordinación: el hecho de no ver directamente hacia dónde se va exige mayor concentración y despierta partes del sistema neuromotor que habitualmente no usamos.
- Mayor quema de calorías: algunos estudios indican que puede alcanzarse hasta un ~40 % más de gasto energético por minuto que con la marcha normal.
- Estimulación cognitiva: desafiar la rutina de movimiento favorece funciones como la memoria espacial, la atención y el procesamiento motor del cerebro.
Consejos para incorporar esta práctica con seguridad
Para aprovechar sus beneficios sin riesgo, tené en cuenta lo siguiente:
- Empezá en un terreno plano y libre de obstáculos, o incluso en cinta caminadora con barandas para mayor control.
- Introducí la marcha hacia atrás de forma gradual: por ejemplo, un minuto de marcha hacia atrás cada diez minutos de caminata normal y aumentá progresivamente.
- Asegurate de estar cómodo con el movimiento antes de subir velocidad o hacerlo en lugares concurridos o con pendientes. Si tenés antecedentes de problemas de rodilla o equilibrio, consultá con un profesional.
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