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Otro triunfo de Independiente: ¿tregua o el comienzo de una levantada?

El contundente 3-0 a Atlético Tucumán le trajo al Rojo algo de paz, sobre todo entre su gente y los jugadores. ¿Alcanza para soñar con algo más?

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Por Lautaro Androszczuk
Independiente
El equipo de Quinteros disfrutó en su estadio (Fotobaires)

No tengo ninguna intención comercial de comenzar esta columna con una frase publicitaria de una cerveza, pero el 3 a 0 de Independiente ante Atlético Tucumán tiene un hermoso sabor a reencuentro. El Rojo ganó con claridad basando su triunfo en pilares que tanto habían hecho sonreír a sus hinchas como Kévin Lomónaco, Felipe Loyóla y Rodrigo Rey. Volvieron las atajadas decisivas, las trepadas desde el fondo, la entrega y el gol. Con eso también dijeron presente nuevamente los aplausos. El equipo y la hinchada se dieron la mano otra vez aunque falte mucho para una reconciliación.

Lo mejor de la goleada de Independiente sobre Atlético Tucumán

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Los meses sin triunfos fueron corrosivos para el idilio que tenían algunos futbolistas con la tribuna roja. Semanas y semanas de reproches desgastan una relación que fluctuó siempre. La desconfianza después del episodio del bendito yate, la ilusión cuando se sentía la posibilidad de concretar y la distancia con la sequía. Sin embargo, en el momento que bajaba la catarata de aplausos que se llevaron sobre todo Lomónaco y Loyola parecía tener un componente hasta nostálgico. El defensor volvió a ser importante para el equipo con su tan esperada conducción desde el fondo y el mediocampista chileno nuevamente demostró entrega y su tan necesario aporte goleador. Ahora la pregunta no sólo será si alcanzará realmente para el milagro de cumplir algún objetivo, sino que también es hora de pensar si esto es a largo plazo o si apenas una mejora antes de la despedida.

Las chances matemáticas existen, también hay posibilidades de más cupos para al menos colarse a la próxima Sudamericana, pero no puedo evitar pensar un poco más adelante. Alcanzar alguna clasificación es complicado, se necesita un puntaje perfecto y más de un resultado ajeno. Por eso la cabeza ya empieza a carburar con el 2026. El hincha además de tener una tregua con varios de los futbolistas que supieron ser mirados de reojo (con justa razón) también volvió a bancar a los pibes de Inferiores. Algo que también debería hacer el club como decisión política fundamental. El apoyo económico y estructural para las Inferiores no son la única salida pero puede ofrecer tanto. Desde futbolistas propios que pueden ocupar un puesto mejor que refuerzos de poca monta hasta soluciones económicas con transferencias como actualmente que la dirigencia está más que apurada por vender a alguno de los chicos que están cedidos en otros clubes.

Al equipo le quedan dos paradas bravas en las que más allá de los resultados ajenos deberá a salir a demostrar que está levantada no es apenas una tregua y sí es un comienzo. Independiente necesita sumar todo lo que le queda por los objetivos y por respeto a su propia camiseta. La visita a Deportivo Riestra y la última jornada ante Rosario Central exigen un plus por parte de los jugadores. Son rivales que siempre parecen tener un poco más que el resto, ¿no?

Que esta victoria traiga tranquilidad para que Gustavo Quinteros siga construyendo. El entrenador es de los pocos que toman decisiones que despierta confianza en el hincha. Independiente ganó nuevamente y se celebra con el deseo de que deje de ser alivio y vuelva a ser cotidiano.

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