Comida para perros, banderas y reproches: clima caliente en Independiente vs. Platense
La dura crisis del equipo hizo ir al hincha en llamas al Libertadores de América y expresarse de mil formas: los jugadores, molestos.

Independiente llegó a ponerse al día en el Torneo Clausura este viernes con Platense atravesando la peor de las crisis. A tono con su presente futbolístico, sin victorias en el certamen al inicio del encuentro, los hinchas y socios ya venían protagonizando en los últimos tiempos una seguidilla de protestas y la oportunidad en el Libertadores de América no iba a ser la excepción. De principio a fin, y más allá de las señales alentadoras que por fin arrojó el equipo de Gustavo Quinteros, la tensión se sintió en el ambiente de Avellaneda.
La primera muestra se dio apenas el plantel rojo pisó el estadio: un hincha increpó desde atrás del vallado a Kevin Lomónaco y lo afectó a punto tal que en lugar de continuar su paso rumbo al vestuario volvió sobre ellos y debieron frenarlo para evitar que se le pusiera cara a cara.
Mientras tanto, el público en las gradas colgaba banderas a tono con la última manifestación en la sede (contra dirigentes, acusando negociados y apuntando cañones contra el llamado Grupo Champage) y en el espacio más visible y central colgando desde la platea alta, un trapo que a lo largo rezaba: "Jugadores perdedores, respeten la camiseta". Como era de esperar, los silbidos recibieron al equipo en el campo.

Decididos a hacer llegar un claro mensaje sobre el descontento con su juego, cuando el ataque local pisó el área calamar, comenzó a caer de la tribuna... ¡comida para perros! Ni el gol de Felipe Loyola que abrió la cuenta detuvo el enojo y, mientras los jugadores se abrazaban, otra bolsita desparramando alimento les picó cerca: Santiago Montiel recogió el guante y le pegó un derechazo fuera de los límites con mucha bronca.
La gente de Independiente arrojó comida para perros a los jugadores
No es la primera vez que los hinchas del Rojo protestan de formas ingeniosas. En 2009 habían apelado a arrojar jeringas con un líquido rojo para expresar su descontento, método luego tomado en dos oportunidades por la gente de Talleres.





