Tres personajes de videojuegos que se parecen a Jinu de Las Guerreras K-pop
El carismático rival de Las Guerreras K-pop comparte mucho con personajes históricos de los videojuegos que también viven entre lo humano y lo demoníaco.

La película animada Las Guerreras K-pop debutó en Netflix en junio de 2025 y se convirtió en un éxito mundial. La historia sigue a Huntr/X, un grupo femenino de ídolas que en secreto son cazadoras de demonios, con música, acción y fantasía urbana. Entre sus rivales aparece Jinu, líder de los Saja Boys, que encarna a un ídolo demoníaco con un aura tan peligrosa como cautivante.
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Jinu es un personaje de doble cara: un ídolo querido por las masas y un demonio encargado de recolectar almas. Su diseño mezcla encanto y amenaza, y lo convierte en un antagonista con conflictos internos, marcado por la culpa y la tentación de redención. Esa ambigüedad no es única en el mundo de la ficción: en los videojuegos existen personajes que también viven entre dos mundos y cargan con un peso similar.
Uno de ellos es Dante, de Devil May Cry, un cazador mitad demonio que equilibra su herencia oscura con un estilo irreverente y carismático. Al igual que Jinu, combina presencia escénica, poderes sobrenaturales y un atractivo que lo hace querido incluso siendo un personaje marcado por lo demoníaco.

Otro ejemplo claro es Illidan Stormrage, de Warcraft, un elfo que abraza el poder demoníaco y queda atrapado en una eterna contradicción. Igual que Jinu, no es un villano plano: actúa desde la ambición y la culpa, generando empatía y rechazo al mismo tiempo, con un trasfondo de redención siempre latente.

Por último aparece Demi-Fiend, protagonista de Shin Megami Tensei III, un humano convertido en demonio que conserva parte de su identidad y debe decidir hasta qué punto se deja arrastrar por esa nueva naturaleza. Su transformación, marcada en el cuerpo con símbolos y poderes oscuros, recuerda a la dualidad de Jinu, dividido entre lo que fue y lo que debe ser.

Estos tres casos muestran que Jinu no es un antagonista convencional, sino un personaje que comparte con grandes figuras del gaming un mismo dilema: ser humano y demonio al mismo tiempo. Esa tensión lo vuelve atractivo y refuerza el paralelismo entre cine animado y videojuegos, donde los antihéroes complejos suelen dejar huella más allá de su rol inicial.
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