"Podría estar muerto": la durísima confesión de Mario Jardel acerca de sus adicciones
El histórico goleador brasileño, que fue dos veces Botín de Oro en Europa, reveló los padecimientos que sufrió por su adicción al alcohol y la cocaína.

Mario Jardel, histórico goleador brasileño con pasado en clubes como Porto, Galatasaray, Sporting de Lisboa e incluso Newell's, reveló en una entrevista lo complicado que fue para él dejar atrás los excesos, la oscuridad de la depresión y los duros golpes que recibió en el pasado. “Podría estar muerto, pero Dios me dio otra oportunidad”, sentenció.
En una entrevista con O Globo, Jardel relató su situación actual y cómo dejó atrás su etapa oscura. Lejos del ruido del fútbol, Jardel se instaló en Fortaleza, su ciudad natal, donde lleva una rutina austera y enfocada en su bienestar: hace ejercicio, cuida su alimentación y asiste con regularidad a la iglesia. La fe, según él, fue clave en su proceso de recuperación. “Me apoyo mucho en Dios para alejar lo que me hace mal. Llevo una vida familiar, me protejo porque sé lo que viví”, confesó.
Durante años, convivió con la adicción al alcohol y a la cocaína, problemas que comenzaron en los primeros años de la década del 2000 y que profundizaron su deterioro mental. Una sobredosis sufrida en 2007 fue el punto de quiebre. Desde entonces, intenta mantenerse alejado de entornos que puedan generar recaídas. “Es una lucha diaria. Donde voy, hay alguien ofreciendo algo. Hay que ser fuerte para decir que no”, contó con crudeza.
El exartillero del Porto, donde fue dos veces Bota de Oro y máximo goleador de la Champions League, evita precisar cuánto tiempo lleva “limpio”, pero asegura que la recuperación continúa. “Tomo medicación para dormir, antidepresivos… no como antes, pero sigo tomando”, explicó. Aunque celebra estado actual, admite que la depresión sigue latente.

El fútbol fue su trampolín a la fama, pero también parte de su caída. Tras un paso extraordinario por Grêmio y Porto, Jardel cerró su carrera en 2010 en el Cherno More de Bulgaria, ya lejos de su mejor nivel. Con la camiseta de Brasil jugó diez partidos y marcó un gol. A pesar de sus logros, no fue citado para el Mundial 2002. “Por el momento que vivía, merecía más que Romário. Fui el mejor delantero del planeta”, afirmó, aunque aclaró que no guarda rencores hacia Luiz Felipe Scolari.
Después del retiro, incursionó en política y fue electo diputado federal por Rio Grande do Sul en 2014. Sin embargo, su mandato terminó abruptamente, destituido por cargos de peculado, uso de documentos falsos y presunta organización criminal. Esa etapa, admitió, agravó su cuadro depresivo. “Me acusaron de cosas que no hice. Me equivoqué con la gente que me rodeaba”, expresó.
Hoy, su presente está lejos de los lujos de otra época. Participa en eventos, juega partidos amistosos y busca sostener una vida ordenada. “Ya no tengo un sueldo millonario. Trabajo para pagar las cuentas y estar en paz con mi familia”, dijo. Aunque no descarta un regreso a la política, asegura que no es su prioridad. Su enfoque está puesto en mantenerse firme, lejos de los fantasmas que lo persiguieron durante años.
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