Brasil y Estados Unidos, las ligas que nutren a la selección de Venezuela que busca escribir su mejor historia
De los 30 convocados por Fernando Batista para enfrentar a Argentina y Colombia y meterse en el repechaje del próximo Mundial, hay seis que militan en el Brasileirao y cinco en la MLS.

De los 29 futbolistas que citó Lionel Scaloni a la Selección Argentina para esta doble fecha, 23 se desempeñan en Europa. Marcos Acuña y Gonzalo Montiel, ambos en River, Rodrigo De Paul y Lionel Messi, en Inter Miami, José López, en Palmeiras, y Leandro Paredes, en Boca, son las excepciones, porque cada vez son más los argentinos que descollan del otro lado del Atlántico. En cambio, en Venezuela, el rival de este jueves que buscará asegurarse el repechaje para el próximo Mundial, apenas tres de 30 convocados -hubo dos bajas por lesiones- transitan en alguno de los torneos “top” del Viejo Continente: el experimentado Salomón Rondón, en Real Oviedo -reciente ascendido a La Liga de España-, Jon Aramburu, en Real Sociedad, y Cristian Casseres, quien defiende la camiseta del Toulouse de Francia.
Los otros que permanecen por ligas de aquellas tierras lo hacen en certámenes menos competitivos, como Bulgaría (Christian Makoun en el PFC Levski Sofia), Polonia (Jorge Yriarte, en Śląsk Wroclaw, de Segunda División) y Ucrania (Gleiker Mendoza, en el FC Kryvbas).
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Pero si para los futbolistas argentinos el salto de calidad está en Europa, para el fútbol venezolano el futuro es en Brasil o la Major League Soccer de Estados Unidos. “Individualmente lo que se busca es prestigio deportivo, avanzar en lo económico y esas son ligas que pagan muy bien. (Yeferson) Soteldo, que es un jugador de otro calibre, está muy cómodo allá”, dice el argentino Lucas Bruera, quien ataja en Carabobo de Venezuela y cuando dice allá se refiere a Fluminense, donde juega hoy el extremo de 28 años tras pasos por Santos y Gremio.
A nivel equipos, Venezuela continúa en la misma vara de países que tienen equipos que en los torneos continentales saben que corren bastante de atrás, como Bolivia y Perú, pero esa fragilidad no se replica en el seleccionado, que ha evolucionado considerablemente en los últimos años y está en la puerta de disputar el primer Mundial de su historia (estuvo cerca de hacerlo en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014).
“Este año la liga estuvo más competitiva que en 2024, sobre todo porque volvieron muchos jugadores históricos. A Carabobo regresaron Yohandry Orozco, Yonathan Del Valle y lo mismo pasó en diversos clubes, como Adalberto Peñaranda (Deportivo Táchira) y Darwin Machís (Universidad Central), hay un montón”, aporta Bruera, surgido de Estudiantes de La Plata.

El potencial de la Vinotinto no se teje en Madrid ni Londres, sino que se encuentra en ciudades como Río de Janeiro, San Pablo o Miami. La influencia del Brasileirao -quizá la mejor liga del continente- se refleja en números: cuatro de los siete que juegan allí son titulares en el equipo de Fernando Batista. Nahuel Ferraresi (San Pablo) y Wilker Ángel (Juventude) forman la dupla de centrales, mientras que José Martínez (Corinthians) es el eje del mediocampo. En la izquierda del ataque, el puesto se lo reparten entre dos habilidosos que deleitan en la liga del Jogo Bonito: el ya mencionado Soteldo (Fluminense) y Jefferson Savarino (Botafogo). En el banco está el experimentado Tomás Rincón (Santos), mientras que hay otro venezolano en ese torneo, Kevin Andrade (Fortaleza), quien no viene siendo parte de los citados. Con seis, el Brasileirao es la competencia que más futbolistas aporta a la selección, por encima de Colombia y de Estados Unidos, ambas con cinco.
La MLS, que creció exponencialmente desde la llegada de Lionel Messi, es otra de la explicaciones de la evolución de Venezuela porque a los jugadores que la liga nacional les queda chica y a los que Europa les queda grande, encuentran allí un lugar para crecer. Telasco Segovia, compañero de Messi, Josef Martínez (San José Earthquakes), quien suele ser alternativa de Rondón, y el juvenil de 19 años David Martínez (Los Ángeles FC), una de las promesas, son algunos de los futbolistas que forman parte habitualmente de la selección de Venezuela.

El contraste es tan fuerte como paradójico. Al mismo tiempo que para ese poco más de una decena de jugadores es un destino anhelado, para otros compatriotas es la tierra prohibida porque el presidente Donald Trump deportó a más de 10 mil inmigrantes venezolanos (entre miles de despojados de otras nacionalidades). Seguramente, incluso en medio de ese destierro, estarán ilusionados con que aquellos bien recibidos en el país que se encargó de convertir (cada vez más) al fútbol en un show, les den la alegría futbolística más grande.
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