Si hay algo que los jugadores de Boca tienen que agradecer es que el partido siguiente a la eliminación de la Copa Argentina contra Atlético Tucumán fuera como visitante. Y ya directamente deberían hacerle una ofrenda a Dios por haber tenido dos semanas sin jugar tras la derrota con Huracán. La espera terminó y este sábado se reencontrarán con el hincha que tanto necesita expresarse luego de los últimos dos papelones, más que nada por la imagen dejada además de los malos resultados.
Se dice que en algunas ocasiones la Bombonera habla y se espera que el clásico frente a Racing sea una de ellas. Se aguarda su veredicto, que es el más genuino. Quizá la furia que estaba a flor de piel quedó un tanto diluida por el tiempo transcurrido, pero lo cierto es que ya había un desgaste previo que también puede contribuir a la impaciencia. Claro que habrá un factor fundamental para el final de esta historia: el resultado.
¿Cómo será el recibimiento a los jugadores? Seguramente con el incondicional aliento en apoyo (no confundir con aprobación) y el empuje que hasta los rivales (honestos) reconocen que existe. Después dependerá de lo que hagan en la cancha, con el lógico nerviosismo que cada vez tarda menos en aparecer. No debería sorprender que de una vez por todas haya una reprobación constante y más enérgica. Merecen que sea desde el túnel, como para que entiendan que se acabaron las excusas.
Los futbolistas no tendrían que ser tampoco los únicos apuntados y aclaro que de mi boca jamás saldrá un insulto para Riquelme, a pesar de que lo considero el principal responsable -entre otras cosas- del pésimo momento que atraviesa el equipo. Sería una pena que esa soga, de la que tanto viene tirando, finalmente se corte y debamos presenciar cánticos que jamás hubiéramos imaginado. Ojalá reaccione a tiempo, haga una verdadera autocrítica y modifique su manera de gestionar.
Las salidas de Serna y Cascini sirven para descomprimir y tienen una clara intencionalidad a pocos días del reencuentro con la gente, pero de nada servirán si absolutamente todo sigue pasando por una sola persona. También circularon versiones sobre el proyecto para ampliar la Bombonera, modificar el filtro para los socios y hasta la chance de sumar algún refuerzo (preguntaron por Nacho Vázquez). Son maniobras habituales que surgen desde adentro para intentar calmar las aguas. Mientras tanto, se sumaron nuevos escándalos como el papelón del cambio de Merentiel en Parque Patricios, el nuevo capítulo del conflicto con Rojo y la determinación de separarlo del plantel junto a Lema y Saracchi.
En estos momentos Boca acumula 11 partidos oficiales sin victorias, la peor racha en sus 120 años de historia. No consigue un título desde principios de 2022 -si somos serios deberíamos decir 2021-, no jugó las últimas dos Copas Libertadores y tampoco tiene fácil la clasificación a la próxima. El director técnico actual no ganó en sus primeros siete partidos, algo que jamás había sucedido con un entrenador del club. En medio de este contexto, el hincha se prepara de cara a un nuevo ritual. Salgan muchachos, los espera la Bombonera...
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