Cláusulas de rescisión: qué son, cómo funcionan y las diferencias de Argentina con otras ligas
Los clubes de la Liga Profesional, sobre todo cuando se trata de sus joyas, tomaron un camino similar a los españoles, distantes del estilo brasileño e inglés. Los casos de Mastantuono, Dadín y Maravilla Martínez marcaron precedente. Sin embargo, aún no son obligatorias.

Fue la única vía por la que Maximiliano Salas pudo dejar Racing para jugar en River, pese a que había un supuesto acuerdo tácito entre clubes del fútbol argentino para no accionarlas. Fue la forma en la que el Millonario blindó en su momento a Franco Mastantuono y recientemente a Juan Bautista Dadín, artillero de sus Inferiores, cuando todavía no había debutado en Primera. Y la Academia la aprovechó para evitar que le hurtaran a Adrián Maravilla Martínez y le puso una de 122 millones de dólares.
Las cláusulas de rescisión parecen haber tomado una importancia mayor en los últimos tiempos y todo indica que los cuadros de la Liga Profesional, si siguen por esta senda, van camino a imitar el modelo español, que se diferencia bastante del brasileño y el inglés, sobre todo en los montos pactados en los contratos.
Antes de entrar de lleno en el tema, es necesario dejar en claro qué es una cláusula de rescisión y cuál es su objetivo. De acuerdo a la definición de Marcelo Sellares, abogado especializado en derecho deportivo, se trata de un acuerdo de voluntades en el que se estipula que al pagar una determinada cifra de dinero, un jugador queda liberado del club dueño de su pase a los efectos de pasar a otro, sin que esa maniobra le traiga aparejada una sanción económica o deportiva.
Ahora bien, hay dos puntos clave a tener en cuenta al posar los ojos en el fútbol argentino: las cláusulas de rescisión no son obligatorias, a diferencia de lo que sucede en el Brasileirao, y tampoco están reglamentadas de forma concreta. Corre por cuenta de los jugadores y los equipos la decisión de incluirlas o no en el contrato. Sin ir más lejos, Juan Román Riquelme, presidente de Boca, expresó en 2024 su deseo de eliminarlas en los juveniles, a raíz del caso Valentín Barco, que se fue por esa vía al Brighton inglés a cambio de 10 millones de dólares.

En los últimos meses la Asociación del Fútbol Argentino instauró una nueva regla sobre la "Cláusula Simplificada de Finalización de Contrato", que permite abonarla en cuotas, pese a que -técnicamente- suelen pagarse de forma completa en una sola transacción. "A la AFA no le gusta que los clubes se estén sacando jugadores con la ejecución de las cláusulas de salida o de rescisión. Es una posición, como entidad, muy respetable. Sin lugar a dudas, cuando te ejecutan una cláusula y el jugador es codiciado, eso resiente relación", comenta Sellares en una charla con zeapp.site.
La lógica indica las cláusulas de rescisión deben ser proporcionales al salario que gana un futbolista. Y ahí empiezan los conflictos. Algunos casos recientes llevan a pensar que el fútbol argentino podría tomar un rumbo similar al español, en el que Mastantuono, aterrizado hace semanas en un Real Madrid plagado de estrellas, posee la misma cláusula, tasada en la exhorbitante cifra de 1.000 millones de euros, que Lamine Yamal, figura absoluta del Barcelona. Y si bien los sueldos son confidenciales y los montos no deberían conocerse públicamente, es altamente probable que Dadín, el jugador de mayor valor ecónomico según la cláusula que le puso el propio River (100.000.000), no sea el mejor pago del plantel.
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Sin embargo, en Brasil encontraron un camino para evitar esa sobrevaloración y, además, estimular el mercado interno. "Allá son obligatorias y se fijan dos montos: uno para una transferencia nacional y otro para una transferencia internacional. Y se establece un tope. La cláusula no puede ser superior a determinada cantidad de salarios de ese jugador", dice Sellares.
A su vez, en la Premier League, los clubes comúnmente respetan la confidencialidad de los contratos y de las cláusulas, a diferencia de lo que sucede en estos lares, donde muchas veces son filtradas por el periodismo o los propios cuadros. Y tienen la costumbre de incluir cifras distintas para algunas ligas en particular. Por ejemplo, son más elevadas si la que viene a buscar al jugador es una institución de Medio Oriente.

Aunque el método español acostumbra a poner blindajes astronómicos -como ocurrió en su momento con los 222 millones de Neymar en Barcelona-, los equipos utilizan ese artilugio no solo para marcar el valor que le dan a su patrimonio, sino también como una herramienta de negociación, dado que la mayoría de los futbolistas cambian de club vía transferencia y no a través de la cláusula.
"Hay un sistema administrativo y judicial muy aceitado en cuanto a la posibilidad de revisión de los montos de las cláusulas. Porque han sucedido situaciones donde futbolistas que ganan poco de salario, tienen cláusulas de 40 o 50 millones de euros. Hubo veces donde los jueces, una vez judicializado el asunto, han revisado el monto de esa cláusula y han ordenado su nulidad por la desproporción. El club busca a toda costa que si el futbolista es buscado, le deje un dinero exorbitante, muchas veces por encima realmente del valor de mercado. Son resguardos", agrega el abogado Sellares.

No hay que olvidarse de un eje central. Sean excesivamente onerosas -como la de Mastantuono-, bloqueadoras -la famosa y polémica "anti-River" de Juan Fernando Quintero en Racing-, escalonadas -la de Miguel Borja en el Millonario- o facilitadoras -la que puso Leandro Paredes en Roma para volver a Boca en el corto plazo-, las cláusulas en el fútbol argentino siempre están enmarcadas en un acuerdo de voluntades. Sin apretón de manos, no hay obligatoriedad de incluirlas. En todo caso, es un derecho que el jugador puede ejercer o no.
Pero, ¿hay algún modelo que sea más saludable que otro? Sellares concluye con templanza: "Todos los sistemas son sanos siempre y cuando sean ejercidos dentro del marco de la autonomía de la voluntad de las partes y de la libertad contractual. Tienen que ser proporcionales al valor de mercado y a lo que el futbolista cobra".
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