La AFA, los caprichos y una mano a los amigos
Los torneos argentinos son cada vez menos creíbles: siguen los cambios insólitos y de último momento. Esta vez, el beneficiado es Central.

La AFA lo hizo de nuevo. ¿Anuló los descensos una vez determinados los dos equipos que bajarán a jugar en la Primera Nacional? No, señor. ¿Cambió la forma de disputa del torneo? Sí, pero lo anunció en el inicio del Clausura actual. Preocupados los equipos poderosos porque podían volver a quedar eliminados en la serie de penales, decidieron agregar media hora de tiempo suplementario antes de las ejecuciones. No sea cosa que se repita la historia con la eliminación de River ante sus 80 mil hinchas y frente a Platense, un equipo más pequeño.
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Sin embargo, lo que se produjo ayer fue varios pasos más allá. Sin fundamento alguno, sin haber convocado a representantes del Comité Ejecutivo para definir si se hacía o no, la AFA -a través de su presidente Tapia- pasó de anunciar un reconocimiento a Rosario Central por su estupenda campaña en la temporada -sumó 66 puntos, cuatro más que el escolta Boca y nueve por delante de Argentinos Juniors, el tercero- a entregarle una copa y explicar que se tomará como una nueva estrella el primer puesto de los rosarinos. Todo esto solamente era conocido por los dirigentes centralistas y por el propio Ángel Di María, quien lo había esbozado hace unos días, tras la victoria Canalla ante Instituto en Córdoba.
Una suposición lógica sería que también le otorgarían los títulos de Campeones de Liga a Vélez (primero en la tabla general del año pasado), River (2023), Racing (2022) y de nuevo River, en 2021. Eso no pasó y ni siquiera hubo algún pedido de explicación. Nada de lo que ha ocurrido -y fue recibido con absoluta sorpresa por todo el mundo futbolero salvo por plantel y dirigentes de Rosario Central-, fue debatido ni votado.
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También hay que recordar los cambios de último momento, muchos de ellos con el campeonato ya comenzado con la anulación de uno o dos o tres descensos en distintas épocas, algo que se inició hace más de un siglo, cuando la AFA todavía no existía, ya que fue fundada en 1934. Para irregularidades, quitar los descensos anunciados en aquellos años veinte y llevar a 36 los participantes de la primera, separar a Tigre y a Quilmes del torneo de liga profesional de 1934 y obligar a la unificación entre Argentinos Juniors y Atlanta por un lado, Lanús y Talleres de Remedios de Escalada por otro, son ejemplos decisivos.
La idea de poner promedios germinó para 1957 y siguió, con interrupciones, pero se mantuvo firme desde 1982/83 hasta hoy, por lo menos en Primera División. Con Grondona se fueron al descenso cuatro de los cinco grandes (Boca no bajó) y los torneos largos dejaron paso a Apertura-Clausura (o Inicial-Final) por pedido primitivo de Racing, San Lorenzo y el propio Boca, que no podían ganar los torneos largos de los años ochenta. Llegaron las promociones y algunas sorpresas.
Para 2014 trepó la cantidad de clubes en Primera y ya sin Don Julio, se entró en un cambio continuo. Con los diez ascensos, la cuenta llegó a treinta clubes en la A, bajó hasta los 24 porque habían prometido eso y después comenzó a aumentar de nuevo. Hoy son de nuevo treinta y suman 36 en la segunda categoría. Hay equipos del poder y equipos perjudicados, los árbitros han perdido credibilidad y aplican el reglamento, pero se escudan en el VAR cuando hay que verificar jugadas polémicas. Incluso, el VAR no interviene si los comprometidos son los mismos de siempre.
No se entiende la decisión de quienes manejan la AFA hoy y han logrado sostener los proyectos de Selección que han traído tanto éxito a nuestro país, cómo van horadando su credibilidad con decisiones como la que tomaron ayer. Dejando abierta la puerta a cambios que nadie pidió ni reclamo. Simplemente por un gusto, un capricho o una mano a los amigos.





