Que alguien más Ayude a San Lorenzo: lo dejaron solo, pero luchó de pie
El Ciclón cayó por 2-1 ante Central Córdoba en Santiago del Estero y fue eliminado de los octavos de final del Torneo Clausura. Aunque fue humillado por el arbitraje, jamás negocio la dignidad.

Mucho se dice de los Espartanos: que eran 300, que eran fuertes, que eran severos, que eran disciplinados, que eran valientes. Que eran más que un ejército: una hermandad. Los dueños de su vida y de la de sus enemigos. Mucho se dice de los Espartanos: loas se cantan de la Batalla de las Termópilas, aquella en la que pocos aguantaron a un enorme ejército persa. Entre todo lo que se dice, destaca una frase que ellos dijeron cuando las flechas enemigas taparon el sol: “¡Excelente, ahora lucharemos en la sombra!”. A los Espartanos sólo les faltó un hito para ser invencibles: ganarle a Central Córdoba en Santiago del Estero con arbitraje de Nazareno Arasa y Marcelo Moretti de rey-presidente.
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San Lorenzo es un equipo de fútbol, perdió un partido de fútbol, pero qué iluso es hablar de fútbol. Los primeros segundos del partido fueron un resumen de lo que ninguna inteligencia artificial es capaz de mejorar: ímpetu, voluntad, pibes y más pibes, hormonas alborotadas, algún destello, una pared; algo de fútbol. Sin embargo, el resumen oculta lo complejo. Ese Ciclón tiene evidentes dificultades para hilvanar pases. Aún así no claudica: terminó el partido con la dignidad que lo empezó. Y con los ojos llenos de lágrimas.
Es iluso hablar de fútbol porque al fútbol lo empañaron y, fundamentalmente, porque el problema es otro, quizás más complejo. Si los Espartanos eran comandados por Leónidas o Menelao, los Espartanos de Boedo le agregaron una dificultad extra: no están solos, mucho peor, están mal acompañados.
La comisión directiva tiene 17 integrantes con una virtud común: son dirigentes que no dirigen. Adultos, en su mayoría con estudios, incapaces de ponerse de acuerdo. Y esto no es todo, el mandamás de la no comisión directiva es un déspota muy particular: tampoco ejerce poder. No tiene poder. No obstante, mendigo, con récord de inhibiciones (14, aunque mañana podrían ser 15 ) San Lorenzo sobrevive con las rodillas peladas.
Cuando terminó el partido en Santiago de Estero, territorio imparcial en el que Central Córdoba -de Santiago del Estero- podría jugar la final, los neutrales, pintados de azulgrana hasta las venas y las arterias, cantaron: “Vamos, vamos, los pibes”. El hit más escuchado en el Nuevo Gasómetro durante el segundo semestre. Valoraron la zurda de Facundo Gulli, la gambeta de Agustín Ladstatter, la inteligencia de Ignacio Perruzzi, la seguridad de Ezequiel Herrera y de Elías Baez. Marcaron el camino: la única enseñanza positiva de 2025.
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