A lo largo del año River ha jugado innumerables partidos donde debía "dar una muestra de carácter". Esto es fruto de venir a los tumbos, de no tener una línea de juego, de ir sucediéndose en decepciones. El calendario lo ponía una y otra vez ante una posibilidad para levantar cabeza..Bueno, nunca logró hacerlo: cada vez que había que demostrar cierta revancha, perdió.
¿Por qué sería diferente esto en este Superclásico? Y, la verdad, de acuerdo con lo que se ve en el verde césped, no hay mucho de dónde agarrarse. Un plantel muy mal armado, jugadores desgastados y con mucha edad, refuerzos de dudosa categoría como para vestir la camiseta, pibes que son utilizados cual salvataje ante el naufragio futbolístico de los otros. Y, lo más importante, un mensaje desde el banco que no prende en ningún futbolista al parecer.
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No obstante, la confirmación de Gallardo por parte de la nueva-vieja gestión dio en la semana una especie de pequeño aire fresco como para bucear en el deseo. Es difícil hablar de punto de partida cuando se está cerrando un año futbolístico. Gallardo no logró convencer a muchos cuando mencionaba aquello de "equipo en construcción" con la temporada casi consumada. Pero sí, al menos, hay una posibilidad de un fin de año más o menos decoroso. ¿Cómo? Quizás, ganando en la Bombonera. Pero, ¿alcanza con el resultado sin el funcionamiento sigue siendo paupérrimo? En este tipo de partidos sí. Y cómo. Así estamos, el ganar como sea este tipo de partidos a River le da aire.
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Aunque hay algo más. El hincha de River comprende perfectamente que a lo largo de su historia su equipo tendrá momentos de repliegue. En este River que debería funcionar y no funciona, con, a mi criterio, un diagnóstico clarísimo de la situación que se nos confunde por cuestiones relacionadas al amor y el respeto que tenemos sobre el tipo que está sentado en el banco, todavía tiene la oportunidad de jugar un puñadito de partidos en este pésimo 2025 con ese sentido de representación que te genera orgullo. River, con este técnico y con muchos de estos jugadores, aun hoy puede, por ejemplo, ir y plantarse en la Bombonera y jugar un partido que nos identifique. Y ahí el resultado realmente pasa a otro orden, porque podés ganar, empatar o perder, es fútbol, pero al menos, tal vez, habrá un reencuentro con el rumbo.
Entonces, una nueva muestra de carácter en el horizonte. Esta vez, con los atenuantes descritos. Enfrente, un rival que tiene un ligero buen presente pero que está confiado más o menos en una goleada. Del otro lado, la esperanza de millones de hinchas que al menos, en este año, esperan que los millos no le fallen a su hinchada.
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