Un River irreconocible
Es muy difícil hacer un diagnóstico: la gran mayoría de los jugadores está en bajo nivel y el entrenador, convencido de que ninguno lo va a salvar. Tampoco hay tiempo para ninguna búsqueda.

El año de River viene siendo nefasto por su juego, niveles, eliminaciones, derrotas, incoherencias y demás. Pero todavía no terminó y está frase puede ser tomada como título que acompañe una foto en sepia con tinte de preocupación o con una a colores entregando una esperanza. Resta saber si consigue la clasificación a la Copa Libertadores, a los playoffs del Clausura y hasta la remota posibilidad de coronar.
Se hace muy complejo poder llegar a una conclusión clara sobre este momento que vive River, jugadores que sufren portar esta camiseta en las malas y otros que saben llevarla están cerrando su ciclo. Marcelo Gallardo nos enseñó a creer, demostró que es distinto al resto, cambió la mentalidad de la gran mayoría, se plantó frente a Boca y generó que ninguno quisiera cruzarse con River en una serie mano a mano, potenció jugadores y marcaba un tono diferente a la hora de los cambios durante los partidos. Este Gallardo no encuentra ese camino, cambia de manera continua porque los jugadores no le rinden, fue a la cancha del rival de siempre a no perder y ver si en alguna podía golpear, no hace los cambios que haríamos nosotros y encima no habló luego del partido.
El técnico de River seguramente entiende que mete la mano en el bolso y saca todos gatos negros, son todos iguales, ninguno le marca la diferencia y espera clasificar a la Copa Libertadores con el último boleto y hacer una gran limpieza para comenzar el 2026 reseteado en todo sentido.
La lista deberá ser extensa y con apellidos fuertes y basta de oportunidades para ciertos jugadores que gastaron el crédito y viven de los ahorros y se endeudan con los hinchas. Juanfer salió a respaldar al entrenador como debe ser, aceptó que se "tocó fondo" y que deben entender en donde están. Armani y Martínez Quarta también eligieron el reconocimiento de errores propios, pero no alcanza, ellos deben meter a River en la próxima Copa Libertadores y ellos deben representar, junto con el entrenador, a este escudo en busca del Clausura.
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No podemos resaltar solamente que el equipo fue prolijo en el primer tiempo y que estaba para cero a cero, River es mucho más y ni hablar en cancha de Boca, en donde jamás se tiró atrás para que el rival sea el único protagonista, esa ropa del retroceso y "ver que pasa" le queda bien al que ayer se quedó con la victoria con muy poquito, pero le alcanza a cualquiera que enfrenta a River hoy por hoy.





