Los puntajes de River vs. Gimnasia, por el Torneo Clausura
El Millonario volvió a decepcionar a sus hinchas en el Monumental y cayó por la mínima ante el Lobo. La próxima parada será, ni más ni menos, el Superclásico en La Bombonera.

Franco Armani - 5
Muy poco trabajo hoy, Gimnasia no atacó demasiado. En el penal se tiró exactamente hacia el otro palo.
Fabricio Bustos - 2
Sufrió cuando el colombiano del Lobo se tiró por su sector. O sea, sufrió siempre. Luego, proyecciones sin criterio y centros a la bartola, para encontrar segundas jugadas como si jugara en un esforzado equipo de la B Metropolitana que pelea abajo. Otra paupérrima actuación de alguien que dice que se quiere ir porque quiere titularidad. Así estamos, país.
Lucas Martínez Quarta - 3
Desordenado, a pesar de casi no tener trabajo, mal con la pelota, mal con esos benditos pelotazos transversales hacia una zona metafísica, errático, flojo con el balón. Trata de agarrar la lanza e ir un poco para adelante, pero es una lanza de goma eva, no lastima a nadie.
Lautaro Rivero - 6
En este equipo desdichado, al menos asoma una realidad, River tiene un segundo central que, ojalá, le dure un buen tiempo en el equipo. Por favor, no vendan sin la maduración correspondiente a este buen valor. Rivero se metió en el equipo con voluntad, ambición y firmeza y ahora se le ven destellos de clase, de jerarquía, de salida limpia, de primer buen pase. Dentro de este panorama, una pequeña luz positiva es la afirmación de este pibe de 22 años recién cumplidos.
Marcos Acuña - 6
El Huevo es lo mejorcito del año sin siquiera ser aquel jugadorazo que conocemos. Pero, entiende lo que hay que hacer durante los partidos, es la única carta de cierto peligro ofensivo, es una garantía en lo defensivo. El tándem izquierdo de la defensa de River es de lo poco que más o menos no está hecho pelota en este equipo.
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Kevin Castaño - 1
Tuvo unos primeros 3 minutos aceptables. Luego, comenzó a navegar en las apacibles aguas de la inacción, en las pacíficas corrientes de la intrascendencia, en el sosegado remanso de la irrelevancia, donde no marca, no quita, no rompe líneas, no da pases productivos, no remata al arco, no pega, no, no, no, no. JUGÓ, OTRA VEZ, TODO EL PARTIDO. Increíble, inexplicable, inverosímil.
Juan Carlos Portillo - 2
El sacrificio de siempre, pero cuesta entender que alguien que presenta cierta limitación evidente para el pase con sentido y la ruptura vertical sea el volante central de River. Muchas veces, con jugadores a dos metros o se la da un rival, o la tira afuera o da un rodeo sobre sí mismo y es un volver a empezar, como canta Ale Lerner. De yapa cometió el penal por su torpeza.
Juan Fernando Quintero - 4
Poquito de Juanfer, qué complicado es que ni él mismo pueda sobresalir, enmarañado en la confusión general. Para colmo, siempre es moneda de cambio, lo saca siempre el entrenador, una pena. ¿Por qué una pena? Porque Juanfer, aunque tenga un mal partido, siempre tendrá algo para dar. Los buenos, cuando todo es una catástrofe, no tienen que salir nunca.
Ian Subiabre - 4
Era una oportunidad para él. No acertó una, no logró desequilibrar nunca, solo tuvo un tirito al arco. Su juego al trotecito tampoco ayudó. Imagináte que si sos pibe y no andás en el poco rato que te dan, salís eyectado del equipo. Y eso pasó.
Facundo Colidio - 4
Un puñado de minutos en cancha alcanzaron para que se lesione y tuviera que ser reemplazado. En el rato que estuvo, la nada misma. Se sentó entre lágrimas en el banco de suplentes. Qué pena que todo en este River pase por lo emocional y no por lo futbolístico.
Maximiliano Salas - 3
Ya medio el temita de ponerle voluntad no estaría alcanzando. Salas trata de imponer su ímpetu pero es fútbol la disciplina a la que se dedica, por lo tanto, un poquito con la pelota hay que demostrar. Si bien le tocó ser delantero centro un buen rato, cuando se fue a su hábitat más conocido, no logró eludir a un tipo nunca. Y cuando tuvo centro, lo tiró atrás del arco. Teniendo en cuenta lo que costó y lo que se esperaba de él, el balance viene dando mal che.
Así fue la victoria de Gimnasia sobre River
Ingresaron
Cristian Jaime - 5
Increíble lo que pasó con el pibe. Lo metieron por la lesión de Colidio y si bien no le salieron un par y estaba amonestado, lo sacaron para que entre Lencina en su lugar. Esto es una muestra más de que los pibes en River te tienen que salvar las papas de manera inmediata y si no lo llegan a hacer, algo lógico por no tener un desarrollo natural en una primera división, vuelan a la primera de cambio. En la cancha, Jaime fue el único que, si bien no le salió casi nunca, propuso un uno contra uno... O una gambeta, una gambeta.
Los cambios de Gallardo buscando la remontada de River contra Gimnasia
Maximiliano Meza - 4
De quien muy poco se esperaba, poco hizo. Quizás en alguna logró imponer una gambeta, pero la intrascendencia domina su juego, juegue los minutos que juegue. Tuvo una, sin embargo, cabeceó de manera defectuosa.
Santiago Lencina - 5
Los pibes que son largados a la cancha con el mensaje "qué sé yo, fijáte". Lencina venía de ser borrado misteriosamente en la Copa Argentina, ahora entró por otro pibe que a su vez había entrado por Colidio. Y el pibe lo intentan, encara, tira un centrazo que nadie aprovecha. Los pibes dan la cara y se está comiendo un garrón.
Miguel Borja - 1
¿Por qué sigue jugando? ¿No era que se iba a fin de año? Nada en el partido. y cuando había que empatar un partido, luego del insólito penal y escandaloso descuento dado por el árbitro, erró, para variar. Que Borja siga jugando en River explica mucho de este presente absolutamente desorientado.
El penal errado de Borja para River vs. Gimnasia en el final
Ignacio Fernández - 3
Tuvo una para empatarlo y tiró la pelota al río. Qué raro que no empató River, si Nacho le dio resultado todo el año al técnico. Uf.
DT - Marcelo Gallardo - 2
Nos vamos a repetir una y otra vez en algo que venimos marcando aquí desde hace un año ya. River no juega a nada, no construye jugadas, no tiene ningún tipo de noción sobre qué hacer en el verde césped. Al técnico se lo ve perdido no solo en los armados insólitos de equipo sino también con los cambios, lo del pibito Jaime es injustificable. Como nunca, la gente en el Monumental puteó a uno de sus equipos, se cantó absolutamente todo el repertorio en el cancionero del repudio. Pero, nada conmueve a los jugadores. Y al técnico, que sigue pidiendo paciencia y paciencia y paciencia, pareciera que tampoco. Hay un tema que es claro, podemos buscar responsables, o cadenas de responsabilidad, pero es raro que durante más de un año más de treinta jugadores anden mal. Evidentemente, el problema es otro. Hay un partido más ahora, nada menos con Boca, como para mostrar algo, aunque ya es agotador patear para adelante buscando ilusiones que mitiguen el presente. Pero, las 86000 personas que cada quince días van a ver faltas de respeto en forma de equipo y los millones de hinchas que siguen esta inaceptable versión de River, merecen otra cosa.





