El pecado repetido de River: sin goles no hay paraíso
Pese al buen partido y a merecer ganar, el 0-0 ante Monterrey dejó en evidencia la falta de delanteros de jerarquía o en racha dentro de un plantel descompensado, que contra Inter sufrirá además la falta del mediocampo.

River jugó un buen partido, hizo figura a Esteban Andrada y mereció ganar contra el Monterrey pero, visto con el diario de fines de junio -aunque muchos lo anunciaron en enero-, también pagó por su mal mercado de pases en el verano. O, mejor dicho, por una política de contrataciones que generó un plantel descompensado: Marcelo Gallardo apostó mucho por la defensa y poco y nada por la delantera y por un reemplazo natural de Enzo Pérez para cuando el ídolo, de 39 años, necesite un descanso en el medio.
Los torneos se ganan y se pierden en la cancha pero se empiezan a definir en las incorporaciones y, a la hora de hacerle un gol a los mexicanos para asegurar la clasificación a los octavos de final del Mundial de Clubes -o para empatarle a Platense en el Monumental-, River no tuvo variantes ni jerarquía.
El equipo de Gallardo lleva 28 partidos en el año y sólo perdió uno, ante Estudiantes, pero como ya le pasó contra Talleres en la Supercopa Internacional y frente a Platense en el Apertura, también ante el Inter puede quedarse afuera del Mundial de Clubes con un empate 0-0. Sin gol no hay paraíso.
Entre definiciones para arrepentirse -¿por qué habrá abierto tanto el pie Lucas Martínez Quarta en la jugada del primer tiempo?-, poca suerte -la lesión de Sebastián Driussi ante el Urawa- y refuerzos incomprensibles -el chileno Gonzalo Tapia-, River termina de jugarse la clasificación al Mundial con dos cartas que no son garantías: Facundo Colidio y Miguel Borja. No alcanzó contra Monterrey. ¿Alcanzará ante Inter?
Resumen del partido | River 0-0 Monterrey

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Colidio jugó dos partidos más que aceptables en Estados Unidos. Tiene clase y es buen delantero. Pero sigue sin demostrar si es buen delantero para River, es decir un top mundial, de esos jugadores que hacen ganar campeonatos. Borja, que sí es goleador, parece haberse ido de River hace meses: está en cuerpo pero no en alma. Que no haya más variantes es responsabilidad de Gallardo, errático en la formación del plantel desde su regreso. Uno o más escalones por debajo de los brasileños, el problema es cómo se resuelve para la Libertadores.
El único lapso de dominio de Monterrey, entre los 15 y 30 del primer tiempo, recargaron de amarillas a un mediocampo superado. Cómo jugarle al subcampeón de Europa sin Enzo Pérez, Kevin Castaño ni Giuliano Galoppo -ni, claro Driussi- se parece bastante a la orfandad, pero también deja en evidencia que River es un equipo que sigue sin dejar claro cómo forma y a qué juega.
También es probable que Monterrey no le gane a Urawa. O que el mediocampo suplente de River le empate 1-1 o 2-2 al Inter. O que incluso le gane a un subcampeón europeo en rearme. Y entonces se habrá cumplido el objetivo: el pase a los octavos de final. Pero el hincha de River, aunque agradece las hazañas ocasionales, apunta al tema de fondo. Este equipo necesita refuerzos, mejorar su plantel, jerarquizarlo, para la Libertadores. Que jugarse el Mundial de Clubes con tan pocas armas ofensivas no se transforme en una oportunidad histórica desperdiciada.
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