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Luces y sombras del Vélez de Guillermo Barros Schelotto, en deuda para 2026

El año se terminó anticipadamente para el Fortín con la eliminación del Torneo Clausura, pero lo que más preocupa por Liniers es la certeza de que el equipo jamás se llegó a armar. Y que no se sacó el máximo que podía dar el plantel.

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Por Marisa Pontieri
Vélez 2025
El Fortín vivió una montaña rusa de emociones (Fotobaires).
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El formato de los nuevos Apertura y Clausura que coparon el calendario del fútbol argentino se torna implacable en época de playoffs y los equipos, candidatos o no, van cayendo como muñecos multiplicando fracasos y dramas. Pero como el mal de muchos solo consuela a los tontos, en Vélez la persiana de la temporada se bajó con mucho descontento. La sensación de gran chance perdida con la que arrancó el año a puros tiros en los pies fue la misma con la que lo terminó y poco paliaron ese sabor amargo las dos estrellas recientes.

El Fortín puso primera en 2025 con los laureles de campeón puestos pero en vez de intentar ampliar perspectivas y consolidarse como protagonista volvió a priorizar la austeridad económica apostando por Sebastián Domínguez como DT, modelo vendedor y refuerzos discretos y el paupérrimo inicio de año condicionó buena parte de lo que vendría: además de Copa Libertadores y ámbito local, peleaba de nuevo el descenso.

En ese escenario, para cuando hubo que corregir la historia, se debió gastar lo que había ahorrado: llegó Guillermo Barros Schelotto -con un primer año de contrato más bajo que el que se viene- y en su primer libro de pases sumó refuerzos de renombre más allá de que algunos arribaron libres, como Lisandro Magallán, Rodrigo Aliendro y Manuel Lanzini, además de un Diego Valdés de dilatado estreno debido a lesiones y el préstamo del arquero suplente Álvaro Montero.

Salvo en la Libertadores, donde terminó primero en el grupo, el arranque del Vélez del Mellizo alternó buenas y malas: se quedó afuera sin pena ni gloria de la Copa Argentina, no clasificó a playoffs del Apertura y se fue al receso con más dudas que certezas. Pero después de la pretemporada, cuando muchos desconfiaban de su suerte en el estreno por la Supercopa Internacional frente a Estudiantes, el equipo se destapó con un contundente 2-0 con varios puntos altos que pocos esperaban como Tomás Galván, el refuerzo fetiche de Domínguez muy deslucido hasta ese momento.

El momento en el que Vélez levanta el trofeo de la Supercopa Internacional

El momento en el que Vélez levanta el trofeo de la Supercopa Internacional

Igual, el andar del equipo seguía con altibajos. Recién después de una derrota fea con San Lorenzo por el Clausura vino un repunte que habilitaba la ilusión. El pase a cuartos continentales superando a Fortaleza y victorias sobre Independiente, Godoy Cruz, un 3-0 a Lanús y el 2-0 a Central Córdoba con doblete de Jano Gordon para el título de Supercopa Argentina y revancha de la polémica final de Copa Argentina 2024. El fantasma del descenso se esfumó y el Fortín volvía a pisar fuerte.

Aliendro era clave en el medio, había variantes en el medio y el ataque y la defensa se consolidaba pese a la inseguridad que despertaba Magallán, cuyos errores como segundo central, muchas veces infantiles, no hacían mella en la consideración de su mentor Guillermo, que hasta lo calificaba como su "jugador más inteligente".

Antes del mata-mata con Racing, un 0-0 con Huracán sin sufrir con diez y con un mix de suplentes auguraba la presencia de un equipo con aura, de los que cambian nombres pero no funcionamiento. Pero lo que podía salir mal, salió mal en la serie copera. Vélez dominó el primer tiempo en el Amalfitani y coqueteó con el gol hasta que a Magallán se le fue el pie tras un rechazo y se ganó la segunda amarilla. En una de las primeras llegadas del complemento recibió el tanto visitante, logró empatar y el VAR determinó que el balón había salido previamente.

El cruce entre Magallán y Maravilla

El cruce entre Magallán y Maravilla

La vuelta en Avellaneda exhibió con crudeza falencias repetidas hasta fin de año. El medio Aliendro-Galván-Agustín Bouzat fallaba ante rivales fuertes en ese sector, Racing se lució y cascoteó el rancho de Tomás Marchiori -siempre en buen nivel- hasta que logró vencerlo. Final de un sueño ¿que se había tomado en serio desde las decisiones del arranque?

Los nuevos objetivos que quedaron desde entonces se fueron cayendo de a uno: consolidar el funcionamiento, arrimarse a zona de Copas, pelear el campeonato. Apenas volvió a ganar ante Atlético Tucumán y Sarmiento y el juego y la actitud fueron en declive. La fortuna no ayudó con la insólita sanción a Imanol Machuca por hacerse pasar por descendiente de malayos para jugar en su selección según la FIFA y se sumaron desatinos como la férrea intención del cuerpo técnico de jugar con extremos sin jugadores para ejecutarlo, la baja del nivel de Elías Gómez, Aliendro y Maher Carrizo, las intermitencias de Manuel Lanzini, las lesiones a repetición de Braian Romero y las apariciones y desapariciones del equipo de algunos jugadores sin explicación. Claudio Baeza, capaz de aportar la marca que tanto faltó en las derrotas, fue el ejemplo más cabal de ello: de titular a ni siquiera entrar. O la calesita de los delanteros ante las ausencias de Romero: empezó Michael Santos, siguió Dilan Godoy y terminó Florián Monzón.

El desafío para lo que viene volverá a oponer la idea del entrenador con la realidad, aunque con la posibilidad de moldearla en un mercado de pases del que ya se avisó que "solo se va a traer refuerzos para cubrir salidas". Igual, en otro año sin rodaje internacional, será previsible imaginar un mercado con más egresos que ingresos achicando un grupo que ofrecía variantes interesantes, teniendo en cuenta que los últimos tiempos transcurrieron con una buena oleada de renovaciones de históricos, como Elías Gómez, Emanuel Mammana y Romero. También habrá que ver si entra dinero, por ejemplo por Maher o por la mitad que el club conserva de la ficha de Mateo Pellegrino en su versión de goleador del Calcio. Por otro lado, hasta ahora, la promesa de promover juveniles no se notó en el campo, ¿será el momento de reactivarla?

Y aquí el punto a tener en cuenta siempre en el Fortín es el estado de La FáVrica, sus prolíficas inferiores tradicionalmente dispuestas a arrojar nuevas figuras. Hubo presencia del club tanto en el Mundial Sub 20 -que desnudó la desprolija y prematura salida de más de un ex- y en el Sub 17, pero a diferencia de lo sucedido en 2024, en el año el éxito de las divisionales brilló por su ausencia. El camino no estuvo exento de cuestionamientos a las autoridades del fútbol Sebastián Pait y Ricky Álvarez, que impulsaron algunos movimientos en los cuerpos técnicos y de jugadores que hasta debieron explicar en una conferencia a tal fin.

Habrá que ver entonces cómo se arma Vélez en su afán por retomar el protagonismo perdido y cómo acompaña el contexto, desde la inefable suerte hasta el fantasma de los errores no forzados en el ámbito de las decisiones, con el aliciente de tratarse de un año electoral. lo que es un hecho es que no le quedará otra opción más que pelear por los numerosos títulos que ofrece la competencia doméstica.

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