Qué dibujos animados promueven la gratitud en los niños
Especialistas en infancia destacan que algunos dibujos animados enseñan a los chicos a valorar lo que tienen y a reconocer los gestos de los demás.

Desde temprana edad, los niños absorben como esponjas los mensajes que reciben a través de lo que ven en pantalla, y los dibujos animados pueden modelar valores muy poderosos, entre ellos la gratitud. Psicólogos infantiles coinciden en que cuando los personajes muestran reconocimiento por acciones pequeñas -como recibir ayuda, ser escuchados o disfrutar momentos simples- los chicos aprenden a valorar lo que tienen. Esa gratitud no aparece sólo diciendo “gracias”, sino viendo cómo se vive: compartir, agradecer gestos, notar la suerte de contar con afecto o bienestar, reparar daños cometidos, reconocer esfuerzos propios y ajenos.
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Qué dibujos animados promueven la gratitud en los niños
Algunos programas animados lo logran integrando historias cotidianas donde los personajes enfrentan dificultades comúnmente presentes en la infancia: peleas con amigos, pérdidas menores, errores propios. En esas historias, los guiones permiten que los personajes reflexionen y reconozcan lo que otros hicieron por ellos, o que se den cuenta de que no todo lo bueno surge automáticamente. Eso genera empatía y capacidad de reconocer el valor de los demás. Además, especialistas señalan que la gratitud enseñada de esta manera ayuda a reducir la frustración, la envidia o la exigencia constante de más cosas, fomentando una actitud más tranquila y sana hacia lo que se tiene.
Investigaciones recientes muestran también que los contenidos con personajes diversos, con familias distintas, con contextos de adversidad moderada, pero donde se mantiene la solidaridad, el reconocimiento de gestos, el perdón y la cooperación, tienden a reforzar en los chicos la idea de que no todo depende sólo de ellos, que el mundo social importa, y que muchas cosas buenas vienen de relaciones humanas. Esa visión -según especialistas en infancia- favorece que los chicos sean más agradecidos no sólo en las palabras, sino en los comportamientos: se anima el “hacer por el otro”, el notar detalles, el valorar aquello que no se exige, lo inesperado.
Para los padres y educadores, esto implica prestar atención no solo a que los dibujos sean entretenidos, sino a cómo tratan los temas: ¿el personaje reconoce cuando otro lo ayuda? ¿Se siente agradecido no sólo por conseguir lo que quiere, sino por lo que ya tiene? ¿Se aprende que dar y agradecer puede ser humilde, aunque no espectacular? Elegir dibujos que no minimicen los pequeños gestos, que no los obvien, puede marcar una gran diferencia en cómo los niños incorporan ese valor profundo que es la gratitud.
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