Qué fue de la vida de Jean-Marc Bosman, el jugador que cambió la historia del fútbol
La denuncia del belga modificó las contrataciones de futbolistas entre países de la Unión Europea a partir de 1995. Hoy, depende de un subsidio para vivir.

El nombre de Jean-Marc Bosman es uno de los más importantes de la historia del fútbol, pero no por sus cualidades dentro de la cancha si no que por la Ley que impulsó en 1990, que lleva su nombre, cuya sentencia se conoció en diciembre de 1995, marcó un antes y un después en el deporte más popular del mundo. Hoy en día, su vida pasa desapercibida y necesita de un subsidio de la FIFPro para vivir.
Bosman nació en Lieja, Bélgica, en en 1964 y desde su debut en el año 1983 tuvo una carrera discreta, jugando en el Standard de Liège y luego en el RFC Liège, club que marcaría su carrera. A mediados de 1990, su contrato con el club belga llegaba a su fin y su intención era la de emigrar a Francia para ser futbolista del USL Dunkerque, pero su equipo le propuso renovar el vínculo por un año con una rebaja salarial del 75%, a lo que el volante se opuso rotundamente.
En ese momento, la forma de contratación era diferente a la actual: los jugadores que terminaban contrato no eran libres de fichar por otro equipo, si no que seguían dependiendo del último club con el que tenían contrato. Es decir, si un equipo quería fichar a Bosman debía llegar a un acuerdo económico con el Lieja.
El conjunto de Bélgica le puso una cláusula de salida de 1,2 millones de francos belgas, que hoy serían equivalentes a 11.700 euros, pero el Dunkerque se negó a pagar ese dinero y las negociaciones se terminaron, lo que hizo que Bosman recurriera a la justicia para cambiar la historia del fútbol.

El jugador presentó una demanda contra el RFC Liège, alegando que se estaba quebrantando el derecho de libre circulación de trabajadores en la Unión Europea, que había sido establecida en 1989. En otras palabras, que no le habían permitido negociar libremente su pase hacia el exterior, en un juicio que él creyó que duraría un par de meses pero tardó más de cinco años en resolverse.
Finalmente, el reclamo del jugador tuvo su fallo en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el 15 de diciembre 1995, cuando se determinó declarar ilegales las indemnizaciones por traspaso una vez que el contrato del futbolista había finalizado, y además permitía la libre circulación de futbolistas de la Unión Europea dentro de las ligas del Viejo Continente, lo que dio lugar a un proceso migratorio global sin precedentes en el deporte. A esta histórica medida, se la denominó como la Ley Bosman.
Tras esta resolución, los 27 países pertenecientes a la UE pueden contratar a la cantidad de futbolistas europeos que deseen sin tener problemas de cupos, y esto se puede ver principalmente en los gigantes del continente. Por ejemplo, Real Madrid cuenta con 18 jugadores no españoles, pero la Ley Bosman hace que solo cinco de ellos ocupen el lugar de extranjeros: Andriy Lunin (Ucrania); Trent Alexander-Arnold (Inglaterra); Jude Bellingham (Inglaterra); Arda Güler (Turquía); y Endrick (Brasil).
Estrellas que no nacieron en suelo español como Thibaut Courtois, Eduardo Camavinga, Kylian Mbappé o David Alaba no ocupan cupo por tener pasaporte de la Unión Europea. Además, otros fueron nacionalizados españoles para evitar el mismo problema, como son los casos de Vinícius Junior y Federico Valverde.
Durante los cinco años de disputa legal la carrera deportiva de Bosman sufrió una fuerte caída, y no pudo asentarse en ningún club jugando menos de veinte partidos en ese lapso. Primero fue traspasado el Saint Quentin de Francia, luego pasó al Saint Denis, después al Charleroi de Bélgica, y finalizó su carrera en el Visé de su país en 1996.
El mediocampista belga pasó a ser visto como un "enemigo" más allá de que su causa beneficiara a millones de jugadores en todo el mundo, y los clubes desistían de contratarlo porque podría trarles más problemas en el futuro. De hecho, por el juicio recibió una suma cercana a los 350.000 dólares que gastó con el paso de los años.
A raíz de esto, Bosman atravesó una etapa de depresión donde también sufrió alcoholismo y poco a poco se fue acercando a la quiebra. En un momento lanzó a la venta camisetas que en el dorsal tenían su nombre pero la misma fracasó, sumado a que nunca tuvo lugar de ser director técnico o ayudante de campo.

Con el paso de los años su nombre fue quedando en el olvido, y en 2011 fue denunciado por violencia contra su novia por lo que pasó un tiempo en prisión preventiva. En el año 2013 fue declarado culpable, pero la pena fue conmutada por un año de terapia y abstinencia alcohólica.
En 2015, FIFPro, el sindicato que representa a los futbolistas profesionales de todo el mundo le otorgó un subsidio mensual que se mantiene hasta la actualidad, cuyo monto se desconoce. Bosman vive en su casa en Awans, cerca de Lieja, y es una de las caras del sindicato en una campaña que data de años y pareceriera nunca acabar: eliminar los pagos para fichar futbolistas.

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