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Boca ganó dos partidos en uno

Se sacó de encima a Barracas pero, sobre todo, se sobrepuso al Boca apático del primer tiempo que estaba pegándose otro tiro en el pie. Quedan tres finales.

Boca
Zeballos festeja el 3-1 con Merentiel. Boca volvió a zona Libertadores y de playoffs. (Fotobaires)
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Por Antonio Serpa

Boca hizo lo que tenía que hacer. Parece poco, una obligación cuando del otro lado hay un rival como Barracas, pero este equipo es tan inestable, tan imprevisible, tan capaz de jugar ese primer tiempo horroroso, que no está mal empezar por reconocerle ese mérito. El de dar vuelta un partido, el de sobreponerse a lo difícil que se hace enfrentar a un equipo de catch que tiene todo permitido, el de cumplir con el objetivo madre que es acomodarse lo suficiente en las tablas como para pelear todo hasta el final. Ni más ni menos que su mandato.

Aquel horror del primer tiempo, la apatía, la abulia, la falta de reacción adentro y afuera, la repetición insostenible frente a un rival de otra categoría que encima se había quedado con uno menos, invocaba los peores presagios, tan proclive es Boca a pegarse tiros en los pies. En medio de una crisis terminal de River, que ni con su bala de plata (Gallardo) pudo eliminar al discreto Independiente Rivadavia y va de fracaso en fracaso, estaba todo preparado para que Boca sacara provecho. Y sin embargo, ahí estábamos, 0-1 y sin ideas, sin rebeldía.

Los cambios de Úbeda esta vez cambiaron de verdad. Fueron claves para la reacción, aun cuando debieron llegar mucho antes y no fueron un descubrimiento: estaba claro que Alarcón no se sostenía (jugó como para no ser tenido en cuenta nunca más) y que el equipo necesitaba del pie a pie de Zeballos, de su desequilibrio individual. Y el Changuito cumplió. Fue la llave para entrar a esa defensa cerrada. Al primer golpe, Barracas se derrumbó y no se levantó nunca más.

Quedan tres partidos: Estudiantes (sin Paredes, amonestado), River en casa y Tigre. Lo mejor que se lleva Úbeda, además de los puntos que nos ponen otra vez en carrera de todo, es la actuación de los chicos. Milton Delgado fue el más parejo, el más regular, quitó y jugó a pesar de que lo molieron a patadas (¡qué mala leche Candia!). Zeballos, está dicho, cambió el partido. Está bueno que los delanteros hagan goles, les levanta la confianza, sobre todo cuando la mano viene torcida. No hay mucho más para rescatar. No fue el partido de Paredes, que nunca le encontró la medida a la cancha; tampoco pudieron volar los laterales. Marchesín siempre se las arregla para sobresalir, pero no por lo positivo: más allá de su responsabilidad relativa en el golazo de Insua, nunca da seguridad, que es lo mínimo que se espera de un arquero.

Compacto | Barracas Central 1-3 Boca Juniors

Compacto | Barracas Central 1-3 Boca Juniors

Tan parejo está todo (en la zona y en la tabla anual) que las conclusiones inevitablemente estarán ligadas al resultado final. Como siempre, la vida de Boca es todo o nada. No hay grises. Para un equipo que no gana partidos importantes, este es un buen paso adelante. Puede sonar ridículo subir a Barracas a ese pedestal y tiene más que ver con el poco margen con el que vive el club. Boca, antes que a Barracas, le ganó a Boca. Pero había que ganar y se ganó. ¿Es poco? En esta realidad, gente, que Boca dé la talla es muchísimo.

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