Boca con la calculadora: una nueva y mala costumbre
Como en la mayor parte de los últimos torneos, llega al final lleno de incerdibumbre. Los antecedentes no ayudan. ¿Podrá cambiar en estos cuatro partidos?
Boca parece ese alumno que se ha acostumbrado a estudiar lo justo y necesario para un parcial, y que llega a los exámenes rezando para que le toquen los temas que más o menos conoce. Si no, deberá apostar todo a la suerte. Por enésima vez en los últimos años, vuelve a llegar a la zona de definición sumido en dudas futbolísticas, mirando la tabla de reojo y dependiendo de sí mismo, aunque eso no es garantía de nada.
Justo cuando se cumplen 300 partidos de Riquelme como dirigente del Xeneize, la derrota como local ante Belgrano, sumada a una combinación de otros resultados, está dejando a Boca fuera del reducido final y también lo alejó a la quinta posición en la tabla anual, necesaria para clasificar a la Copa Libertadores. En lo que posiblemente sea el peor año de la gestión de Román, con un solo torneo por jugar desde mitad de año, Boca llega al cierre del campeonato con más dudas que certezas y completamente obligado.
Desde una visión optimista, aún depende de sí mismo: si gana los cuatro partidos que le quedan, se clasificará a la siguiente ronda de la Copa de la Liga y también a la Libertadores 2026. Pero si no logra sumar los 12 puntos, empezará a mirar de reojo lo que hagan sus competidores directos en ambas tablas.
Desde una visión más realista, el fixture no es sencillo: deberá visitar a Barracas y Estudiantes, recibirá nada menos que a River en La Bombonera y cerrará con Tigre, también de local. Más allá de los rivales, la mayor incertidumbre pasa por el propio presente de Boca: de los últimos 20 partidos, apenas ganó cuatro. Ese dato refleja por qué llega al cierre del torneo con la calculadora en la mano.
La reacción de Riquelme a la derrota de Boca y al canto del hincha
La situación actual no sorprende si uno repasa los últimos tres torneos de este plantel. En la Copa de la Liga 2024, Boca —dirigido por Diego Martínez— llegó a la última fecha obligado a ganarle a Godoy Cruz, y lo consiguió con lo justo. Luego eliminó a River (quizás su último gran triunfo hasta ahora), pero cayó por penales ante Estudiantes en semifinales. En la segunda mitad del año llegó la eliminación en la Sudamericana, una floja campaña en el torneo local, la renuncia de Martínez y la llegada de Gago. El cierre trajo algunos triunfos aislados que le permitieron a Boca colarse en el Repechaje para la Libertadores 2025 con un desenlace nefasto. Ya en la primera mitad de este año, Boca se clasificó sin problemas a los playoffs del Apertura, pero la escandalosa eliminación ante Alianza Lima, sumada a la dura derrota en el Monumental con un planteo inexplicable le terminó costando el puesto a Gago.
Otra vez sin DT, Herrón se hizo cargo del final: Boca se clasificó ante Lanús, pero fue eliminado en la Bombonera por Independiente. Por todo esto, ya casi no sorprende que Boca vuelva a llegar al tramo final con turbulencias e incertidumbre. La gran incógnita es si este plantel estará a la altura de la camiseta en los partidos decisivos que se vienen.
La obligación de ser campeón está intrínsecamente ligada a la historia de Boca, pero su flojo año futbolístico y la posible ausencia en la Libertadores por tercer año consecutivo hacen que los cañones apunten más a la tabla anual. Habrá que ver si este equipo, al que le cuesta horrores ganar partidos importantes, logra romper con esa tendencia y consigue en estos cuatro partidos el tan necesario boleto a la Copa del año que viene.
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