"Boca se la recontra bancó": el recuerdo con Traverso en primera persona de aquella final con el Bayern Múnich
El defensor revive la intercontinental del 2001, en la que fue a Japón por segundo año seguido. "Nos faltó poco".

"Boca se la recontrabancó". Esa es la conclusión que saca Cristian Alberto Traverso, bicampeón de América, campeón del mundo con el equipo del que es hincha desde que tiene memoria. Cuando se le hizo la invitación a participar de un nuevo Archivazos, la sección del canal de Zeapp Sports en YouTube, Cristian fue sincero: "No me acuerdo de nada, no lo volví a ver nunca más". Pero esa media hora que duró el resumen le refrescó las imágenes perdidas hace 24 años. El día que Boca perdió contra el Bayern Munich la segunda final consecutiva de la Copa Intercontinental, el 27 de noviembre de un 2001 tormentoso y trágico para un país social, política y económicamente asfixiado. En el 2000, se le había ganado a un Real Madrid que ya tenía algunos galácticos. Un año más tarde llegó otra vez a Japón para jugar con los alemanes. Y...
"No sé si llegábamos como contra el Real, habíamos perdido varios jugadores, teníamos menos fútbol, menos brillo, y algunos jugadores recién se habían sumado, como el Flaco Schiavi", empieza a rememorar Traverso cuando ve la formación en pantalla. La defensa, por ejemplo, era absolutamente distinta: ya no estaban Ibarra, Bermúdez ni Matellán, y él había pasado a ocupar un lugar en el medio. Había vuelto Serna como 5, pero "no estaban Battaglia ni Basualdo" y adelante, aunque seguían Riquelme y el Chelo Delgado, más Guillermo Barros Schelotto, que había sido suplente el año anterior, ya no estaba el serial killer, Martín Palermo.
-¿Usted está seguro, Carlos?, cuenta Traverso que le preguntó a Bianchi cuando el técnico le propuso jugar de interior por izquierda.
-Claro, pero no te hagas el loco. Se la das a Román y dejá que pase Rodríguez por la banda -lo instruyó el mejor técnico de la historia del club.
"En el medio éramos Villarreal, Chicho y yo, no le podíamos ganar a nadie, jajaja", se ríe el exdefensor. Sin embargo, las chances existieron. Boca pudo haberlo ganado en los espacios que Bayern dejaba durante el primer tiempo en el campo gigante del estadio de Yokohama, que al año siguiente sería sede mundialista. Pero Delgado falló un par claritas. Traverso las ve y se agarra la cabeza: "Todo pateaba con tres dedos el Chelo", se ríe cuando ve una definición defectuosa luego de un gran pase del Melli. Ya amonestado, el delantero simuló groseramente una caída ante un Oliver Kahn -legendario arquero de los bávaros y de la selección alemana- que no estaba ni cerca. El danés Kim Milton Nielsen, un flaco con cara de nada y una media sonrisa soberbia, le sacó la roja. Traverso se tapa la cara, no quiere ni ver. "Naaaa, hijo de puta, no lo podés echar por eso". Pero en aquel momento se sancionaba más fuerte una simulación que una patada. Un ratito más tarde, por caso, a Román le dieron una murra terrible, plancha abajo y codo arriba, y fue siga siga. Jugar todo el segundo tiempo y el suplementario con uno menos se hizo cuesta arriba.
El día que BOCA se sintió ROBADO ante BAYERN MUNICH ???? Final Intercontinental 2001 ? Archivazos

Aun así, Boca la peleó. Aunque "ya no salíamos como en el primer tiempo, se jugaba en campo nuestro", admite. "Era ir a los penales y estuvimos cerca". Cuando ve la jugada en la que le hacen foul a Clemente, la que termina en el gol de Kuffour, estalla como si fuera en vivo. El mismísimo Giovane Elber, el 9 de aquel Bayern, admitió hace unas horas haber hecho aquella falta. "El partido fue feo y fue un gol de mierda el que nos hicieron,". Y no dice nada de la falla de Córdoba, que salió mal pero tantas veces los había salvado. "Él era nuestra esperanza si llegábamos a los penales".
Traverso se sobrepone al golpe y elogia a Guillermo: "El Mellizo jugó un partidazo, creo que nunca corrió tanto", dice cuando ve alguno de los highlights. Y es verdad. A Barros Schelotto ya lo habían puteado todas las hinchadas del fútbol argentino, pero ver al grupo de fanáticos alemanes -unos 500, en un rincón- abuchearlo, silbarlo y putearlo en una lengua desconocida es una experiencia reconfortante. "Guille había quedado afuera de la final anterior con todo lo que eso significa, era la frutilla del postre después de haber ganado la Libertadores y muchos pensábamos que no íbamos a volver mas. Sin embargo ganamos la Copa dos veces seguidas y fuimos en años consecutivos a Japón, una locura", reflexiona.
En tiempos sin redes, Bianchi había viajado en persona a Munich unos meses antes a ver en vivo cómo jugaba el Bayern. Fue recibido con honores y pudo cumplir con su misión de espía oficial sin que nadie lo privara de nada, al contrario. Eran tiempos en los que el mismo Virrey abría las puertas de las prácticas de fútbol en la Bombonera. Todo estaba a la vista, aunque nadie le encontraba la vuelta a ese Boca. "Llegamos dos veces a lo más alto, es un gran mérito", dice el excentral. Para Bianchi, esa final era la más fácil de las tres jugadas (las otras terminaron en títulos ante el Real y el Milan, otros dos gigantes europeos). "Y la perdimos", solía decir el Virrey con melancolía en los años posteriores.
Las últimas imágenes muestran a Riquelme sentado en el campo, llorando. Bianchi lo consuela y lo levanta. "Ellos físicamente eran fuertes, pero aguantamos bastante. Yo terminé todo acalambrado. Bah, todos terminamos así", cuenta Traverso. Y cierra: "Nos faltó poco, no es un lindo recuerdo pero visto a la distancia tiene un gran valor".
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